Foto: José L. Anaya

Matanzas.- BIEN SE reitera que recordar es volver a vivir.

Gracias a esa capacidad, 50 años después de los I Juegos Escolares Nacionales Mario Silveira Castilleiro se ha visto nuevamente en el terreno número dos de la Ciudad Deportiva capitalina como parte de equipos infantiles de béisbol.

«Lo tengo en la mente como si estuviera ocurriendo ahora. Fidel inaugurando los juegos en el estadio Eduardo Saborit, del municipio de Playa, la Ciudad Deportiva inundada de muchachos, la villa donde vivíamos, en Santa Fe... Fue una Olimpiada para nosotros. Una fiesta inolvidable», dijo emocionado a JIT.

Las palabras inaugurales de la actual cita, pronunciadas por el presidente del INDER Christian Jiménez Molina, promovieron el diálogo.

«Estuve en cinco Juegos Escolares Nacionales, siempre como pelotero. Allí hice muchos amigos, varios de los cuales integraron equipos Cuba y de sus provincias en las series nacionales», expresó quien a sus 63 años sigue dando por la práctica sana de ejercicios físicos en su natal Matanzas.

En el lobby del hotel Canimao, de la capital provincial, Mario anima una conversación que no quieren concluir quienes le rodean. Se trata de la historia reciente de un certamen que ha representado columna vertebral del deporte nacional.

«Imagínate, que jugamos contra peloteros que después se convirtieron en leyendas como el cienfueguero Sergio “Noche Oscura” Ferrer, el capitalino Carlos Cepero (Ceperito), el camagüeyano Juan Pérez Pérez…»

El enfrentamiento en la tercera edición de la cita frente a Pérez Pérez fue de leyenda, según narra.

«Tenía fuego en sus lanzamientos, pero le ganamos sin pegarle un hit. Dio tres bases por bolas y un dead ball al cuarto bate. En ese equipo yo defendía la tercera base y era el tercero en la alineación. Vencimos 1-0 apoyados por el pitcheo de otro que estaba que quemaba desde el box, Alfredito García.

Pérez Pérez, uno de los que más duro tiraba en la pelota cubana, se tituló con el equipo Cuba en el XX Campeonato Mundial, en los Panamericanos de México en 1975 y en los Centroamericanos y del Caribe de República Dominicana en 1974.

Fue tal su desempeño que propinó tres juegos de cero hit cero carreras. Falleció el año pasado.

Alfredito fue artífice de muchas alegrías para los yumurinos y sus seguidores en todo el archipiélago.

Mario integró el equipo juvenil con Matanzas, pero incomprensiones lo condujeron al voleibol, disciplina que igualmente le gratificó.

«Me dediqué más a enseñar. Mi paso como atleta se puede calificar de efímero. Por ahí hay varios alumnos míos todavía dando lucha. Uno de ellos, quizás el que más ha avanzado, es el director técnico del equipo nacional femenino, Juan Carlos Gala», aseveró.

Quiso el destino que regresara al béisbol, pero como representante del INDER en la atención a los equipos asistentes a la Serie Nacional y otros compromisos.

«Aquí no hay descanso. Ahora mismo está una amplia preselección que incluye a los que se preparan para el tope frente a Estados Unidos, desde el 23 próximo, y otros que viajarán pronto a Colombia, además de que tendremos el primer Campeonato Nacional sub-23 desde el 29 de julio, así que no hay tiempo para aburrirse», consideró con entusiasmo.

Para Mario el deporte ha sido su vida desde aquellos I Juegos Escolares en que vivió, como insistió una y otra vez, su Olimpiada.

«En mí se cumple lo que han dicho muchos pensadores, de dame un niño y te entregaré a un hombre. El deporte me hizo hombre. Me hizo lo que soy hoy.

»Los Juegos Escolares fueron y son semilla de lo que todos disfrutamos. Es una de las concreciones más logradas en la historia de la Revolución», concluyó requerido por sus habituales quehaceres como representante del INDER en la referida instalación turística.