Foto: Mónica Ramírez

La Habana.- AUNQUE confiesa no recordar con exactitud cuántos premios conquistó en Juegos Escolares Nacionales, el gimnasta Erick López evoca con mucho cariño su paso por una justa que marcó su formación.

«Es lo que llamamos aprender a competir, porque desde esos momentos uno se va acostumbrando no solo a presentarse ante los jueces sino también a lo que haces antes y después», dijo a JIT “viajando” en el tiempo.

«Creo que es un evento indispensable en la formación que te va transmitiendo el entrenador y la creación de hábitos que te siguen acompañando en el equipo nacional», confesó el máximo ganador de medallas en Juegos Panamericanos.

Erick asegura sentirse orgulloso de saberse parte de ese movimiento que llega a su edición 50 como fragua de varias generaciones que contribuyeron al prestigio de la isla en la arena internacional.

«Recuerdo también cómo vivíamos en las EIDE, cómo nos divertíamos, porque además de lo competitivo los juegos son una fiesta», aseveró con una sonrisa que permite imaginarle repasando “maldades” propias de la adolescencia.

Con la modestia que le caracteriza el ahora directivo de la comisión nacional asume como privilegio la posibilidad de   trasmitir esas vivencias y destaca el significado de contar con una escuela como la edificada en la capital.

«Ahora siempre se compite aquí, y creo que eso es otra ventaja, parte del saldo que muchos han encontrado, y por eso la tarea es cuidarla», agregó mientras observaba las acciones de la reciente Copa Moncada.

La nostalgia parece impactarle cuando habla de su labor como metodólogo: «Es la tarea que me orientaron y la estoy cumpliendo, pero me gustaría ser entrenador, quizás más adelante me toque».

Tal vez porque sueña con retribuir de manera más directa lo que un día hicieron por él, y asumir futuras ediciones de Juegos Escolares al mando de pequeños que por primera vez enfrenten una competencia.