Foto: Alexis del Toro

Holguín.- CINCO décadas cumplen los Juegos Escolares Nacionales, celebración que deviene merecido reconocimiento a fundadores con una vida fecunda entregada al desarrollo de ese evento.

En Holguín, como en toda Cuba, es oportuno en estas jornadas evocar la laboriosidad de aquellos soñadores, entre los que estaban profesores de educación física y activistas que impulsaron el anonimato en la etapa embrionaria.

Manuel Mariano Massó Peña es un ejemplo fehaciente. De carácter respetuoso, afable y verbo filoso si el momento lo requiere, a este hombre que no se cansa de hacer público el amor por su natal Sagua de Tánamo el deporte escolar le corre por las venas con dignidad y altruismo.

Tanto que le convierte en inagotable manantial de información, capaz de colmar las más exigentes expectativas, y lo hace sin buscar protagonismo, apegado a su responsabilidad como metodólogo provincial encargado de esa esfera.

No es de los apasionados que se ciegan ante una situación determinada. Es dueño del don de la palabra, pero sabe escuchar, acepta el debate sin creer tener la verdad absoluta y jamás arremete al interlocutor.

Siempre que puede se persona en las sedes de las competencias provinciales y nacionales, sin importar el lugar, porque gusta de “tocar las cosas con las manos”, y lo hace desbordado de ternura por los que saben querer.

Una lluvia de adjetivos podría bañar esta nota a la perseverancia, porque Manuel Mariano Massó Peña lo merece desde su condición de sinónimo de tenacidad y firmeza.

En este ramo de palabras portadoras del merecido homenaje va implícito el que recibirán en disímiles poblados holguineros los que tienen el mérito hoy, a 50 años del inicio, de formar parte de la inolvidable etapa fundacional.