ARIEL Martínez completó el domingo la semana más productiva de su carrera en el beisbol profesional de Japón, luego de sumar 11 imparables en 21 turnos (.524), incluyendo tres jonrones, tres tubeyes, cuatro empujadas y siete anotadas, además de recibir seis boletos en igual cifra de partidos disputados.
Para que tengan una mejor idea de lo que representan esos números, la mayor cantidad de imparables que el matancero había podido sumar en un período de seis encuentros era de nueve y ninguno cuadrangular.
Además, con los tres vuelacercas cosechados esta semana ya superó su marca personal para una temporada en ese departamento, que era de dos, establecida primero en la campaña 2020 e igualada el año pasado.
Por si eso fuera poco, esos 11 batazos no solo fueron buenos para su récord personal, sino también decisivos para el éxito de su equipo, ganador de los tres juegos en que él se fue para la calle.
El martes 10 de mayo, por ejemplo, su estacazo solitario, el primero de su cuenta personal esta temporada, representó la única carrera del juego y por lo tanto le dio un triunfo de 1x0 a Chunichi sobre las Golondrinas de Yakult en el Estadio Meiji Jingu, de Tokio.
Al día siguiente, volvió a disparar otro cuadrangular solitario -su segundo del año- que también se convirtió en la carrera de la diferencia para su club, que terminó imponiéndose a Yakult en el mismo escenario con un marcador final de 2x0.
Finalmente, en el juego del domingo ante los Gigantes de Yomiuri en el Tokyo Dome conectó un doble de una carrera en el segundo episodio que abrió el marcador para su conjunto y más adelante se fue para la calle en solitario para aumentar la ventaja a 8x0, si bien el marcador final fue de 9x3.
Desde el mismo momento de su firma como pelotero en desarrollo, la gerencia siempre estuvo interesada en su potencial ofensivo y este tipo de actuación es precisamente lo que esperaba obtener de él con el pasar de los años.
Su defensa, a pesar de ser versátil y de buena calidad, queda relegada a un segundo plano a la hora de decidir quiénes conformarán la alineación del club en un partido determinado. Siempre y cuando esté caliente con el bate, le encontrarán un puesto en la novena inicial.
La mejor prueba de ello es que comenzó su carrera como receptor, que es la posición bajo la cual todavía está registrado en el róster. Sin embargo, con el paso del tiempo comenzó a jugar ocasionalmente en la primera base y ahora se ha convertido en el jardinero izquierdo titular del conjunto.
A la fecha de hoy, posee el segundo promedio más alto de la división entre jugadores con al menos 80 apariciones sobre el plato (.353), está igualado en el tercer lugar de jonrones (3) y anotadas (12) y su OPS (1.038) es el más alto de todos, independientemente del número de turnos que hayan tomado.
De más está decir que el toletero de 25 años de edad se encuentra ante una oportunidad histórica para ganarse la titularidad y convertirse en una de las principales figuras ofensivas de su equipo, como lo ha sido su compatriota Dayán Viciedo durante los últimos seis años.
Su presencia en el róster de una franquicia que tradicionalmente ha tenido muchos problemas para producir carreras es más que bienvenida y si además puede convertirse en otro motor importante de su ofensiva, pues mucho mejor.
Lamentablemente, las lesiones lo han frenado en los últimos dos años, pero si logra mantenerse sano hasta el final de la campaña y además lo hace con el nivel ofensivo que está mostrando en este momento, entonces no cabe duda de que seguirá siendo titular y hasta recibirá un aumento de sueldo para 2023.
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