La Habana.- EL CIERRE del año 2021 para el fútbol cubano no debe verse, de ninguna manera, como la conclusión categórica de un período o el telón que cae al final de una obra.
Por el contrario, en este año comenzaron a concretarse viejos anhelos y reestructuraciones necesarias que no son objeto inanimado, sino proceso continuo.
Quizá la más popular y demandada de tales reestructuraciones fue el refuerzo de nuestra selección nacional con atletas que militan en clubes profesionales de Europa y América.
Ello, evidentemente, colaboró con el salto cualitativo apreciado y sirvió como materia prima imprescindible para proponer una idea futbolística decente y atractiva.
Al acople necesario en Guatemala, donde hasta un volcán puso traspiés a la concreción del sueño mundialista, le siguieron el partido ante Curazao que dejó mejor sensación que resultado, y alguna goleada a favor de los nuevos Leones de Caribe.
Fue un año difícil para concretar partidos amistosos, más que necesarios para alcanzar los estadios deseados en el funcionamiento de la selección absoluta. La crisis generada por la pandemia de la covid-19 hizo lo suyo, con la agravante de los recursos limitados. Para ejemplificar recordemos que incluso la Concacaf se vio obligada a posponer partidos por estas razones.
A nivel deportivo, quedar fuera de la octagonal final de Concacaf parecería un fracaso si no evaluáramos el nivel real de nuestro fútbol, su pasado reciente y el poco tiempo de implementación de algunas gratas medidas.
Hubo oportunidad de dejar una buena imagen en la Copa de Oro, pero las visas necesarias para entrar a Estados Unidos nunca llegaron, quebrantando el sueño de aficionados y jugadores.
Los anhelados y trastabillados topes con Nicaragua sirvieron para la alegría desmedida tras el primer resultado y para el pesimismo después del descalabro. En términos objetivos se aprendieron dos cosas: faltan horas de vuelo y no estamos en condiciones de prescindir de figuras claves.
Queda camino por recorrer, esa es una idea irrefutable. No tenemos los terrenos deseados para el campeonato nacional, pero este año nació un campo de lujo en Santiago de Cuba.
Según un informe de la Oficina de Desarrollo de la Asociación de Fútbol de Cuba (AFC), la remodelación del Estadio Antonio Maceo fue apenas un paso dentro de la proyección de extender algo así a todas las canchas del país en que sea posible.
No es sencillo. Recientemente José Yulier Herraz, oficial de desarrollo de la AFC, explicó la complejidad para acceder a los fondos Fifa y que con ello no basta para lograr el propósito, sino que requiere esfuerzos mancomunados de muchos sectores.
Para tener una mejor idea sepamos que la cancha sintética indómita requirió 628 mil 260 dólares estadounidenses del Proyecto Fifa Forward en Cuba, pero la obra completa demandó más de 2 millones de pesos en moneda total.
Lo recibido del ente rector del fútbol mundial sale de una partida finita de 2 millones de dólares para cuatro años, por lo que su empleo adecuado resulta esencial. Meritoria entonces, también, la voluntad de las autoridades nacionales para apoyar estas obras del fútbol.
También ha sido un año de cambios en la dirección en la AFC. Sobre los nuevos responsables recae la tarea de cumplir lo mucho que se espera de esa entidad.
La existencia ahora de directivos que comparten funciones en la Asociación y la comisión nacional parece un elemento fortalecedor.
En cuanto a lo organizativo, nuestro fútbol apunta a serias transformaciones. En primer lugar existe una hoja de ruta emanada del pensamiento constructivo obtenido en la consulta popular por todo el país.
Tener campeonatos programados para 2022, con insumos asegurados, así lo confirma. Los 13 atletas contratados en ligas foráneas, teniendo a las selecciones nacionales como principal vitrina y primando el principio del desarrollo sobre las prestaciones económicas, es otra prueba.
Que exista uno y hasta dos balones por cada alumno de fútbol en las Eide del país no solo despeja de la ecuación carencias del pasado, sino que prueba la voluntad institucional de hacer lo correcto.
Tampoco basta con potenciar la liga nacional para hombres, sino darle la importancia que merece a la mujer. Para ellas también se diseñó un torneo y se promueve su participación.
El año 2021 es por tanto un punto de partida. No hay conformidad. Falta mucho por hacer, pero place pensar que el fútbol cubano va por el camino correcto.
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