La Habana.- CUANDO el 19 de noviembre de 1888 nacía en el Castillo del Príncipe, de La Habana, José Raúl Capablanca y Graupera, nadie pudo imaginar la impronta que dejaría su figura en la historia de Cuba, ni el innegable legado al ajedrez universal.

Niño prodigio del Juego Ciencia y tercer campeón mundial de la historia, Capablanca no solo brilló en su época. Trascendió como solo hacen los genios, y en la actualidad es imposible eludir su nombre cuando de los trebejos se hable.

Reinó entre 1921 y 1927, marcó un estilo distintivo entre sus contemporáneos y la mayoría de los que le sucedieron en el trono reconocen que estudiar al cubano es imprescindible para comprender mejor la esencia del milenario juego.

Invicto durante ocho años, su superioridad tomó dimensiones inusitadas e incluso sus más acérrimos rivales reconocieron en alguna ocasión que solo él era capaz de entender las estrategias con una sencillez que al resto le resultaba imposible.

Capablanca se paseó por los principales torneos de la época que le tocó vivir, siempre convertido en punto de referencia, como en aquella cita de San Sebastián en 1911 que le catapultó a la fama.

Más de un siglo después, en esta pequeña isla del Caribe todos se sienten orgullosos de su ejemplo y es innegable fuente de inspiración para quienes deciden adentrarse en el mundo del ajedrez, ya sea como entretenimiento o con intereses competitivos.

En la actualidad, y según los datos en poder de la comisión nacional de este deporte, llegan a casi a 18 mil los practicantes sistemáticos de este deporte en la Isla. A su popularidad también ha contribuido su inserción en el sistema de alto rendimiento del país y las 162 instalaciones que existen para su enseñanza.

Dentro de esa cifra se incluyen las escuelas de iniciación deportiva escolar (Eide) y aproximadamente cerca de 900 entrenadores trabajan en función de este deporte.

Esa pasión por el ajedrez en Cuba también se sustenta en su difusión masiva, todavía más después del triunfo revolucionario de 1959, y la visión del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz sobre la importancia de su aprendizaje en edades tempranas.

De tal formal, ha sido una de las asignaturas insertadas en las escuelas como parte del programa de educación física y varios han sido los proyectos televisivos que han contado con el apoyo de las principales figuras locales.

En 1975, con la graduación de Silvino García como primer Gran Maestro del país, se abrió un camino por el que luego han transitado más de una treintena entre hombres y mujeres que han merecido diversos títulos.

Medallas olímpicas y ubicaciones de lujo en eventos mundiales refuerzan la historia de un deporte que puede ufanarse de haber implantado más de un récord Guinnes con sus simultáneas gigantes en varias de las principales plazas de la nación.

La celebración de la Olimpiada Mundial de Ajedrez de 1966 y la tradicional convocatoria anual para el torneo Capablanca in Memóriam redondean la indiscutible aceptación del ajedrez entre los cubanos. Una estrecha relación que ha perdurado desde hace más de un siglo en este país, donde hace 133 años nació uno de los imprescindibles en la historia de este deporte.