La Habana.- IDALIA Hechavarría sabía de pistas y velocidad, de premios en juegos centrocaribeños y panamericanos, pero muy poco sobre dirigir a entrenadores de diferentes deportes.
Sin embargo, ese camino estaba reservado para su vida. Se imaginó profesora de atletismo y pensó en formar futuros campeones, algo que hace, pero no de manera directa.
Directora del Centro Deportivo Jesús Menéndez, en el municipio capitalino de Marianao, su labor forma parte de lo que llamamos la base. Con su perseverancia ayuda a que funcione el primer escalón de la pirámide que tributa al alto rendimiento.
«Una experiencia bonita y a la vez complicada. Hay que aprender a lidiar con diferentes caracteres. Desde 2006 asumí la dirección del Jesús Menéndez hasta 2011. Luego cumplí dos años de misión internacionalista en Venezuela y al regreso pasé a dirigir el también Centro Deportivo Primero de Mayo», relató.
De vuelta al Jesús Menéndez en 2018, encontró un grupo mayor de trabajadores —antes 23, ahora 42— vinculados a la misma cantidad de deportes (11) y a las actividades de la cultura física y la recreación.
«Tienes que saber organizar el trabajo. Un director asume todo bajo su responsabilidad, lo pedagógico, lo administrativo, nada se te puede escapar. Eres la encargada de estar al tanto de todo y para eso necesitas principalmente organización», asegura.
Durante la pandemia de la covid-19 la actividad se ha volcado hacia tareas de apoyo en los centros de aislamiento. Idalia y sus trabajadores han cumplido períodos de trabajo allí, y como todos sueña con que pronto pasen estos momentos difíciles.
«Hay que cuidarse mucho y guiarse por el reglamento. Todo está dispuesto y hay que cumplirlo para no enfermar», aconseja a los que como ella enfrentan la pandemia.
Integrante de los relevos 4×100 medallistas de bronce en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999 y de oro en los Centrocaribes de Maracaibo 1998, Idalia se retiró del deporte activo a finales de 1999, pero no quiso seguir vinculada al atletismo.
Estaba disgustada con «cosas que sucedieron» y prefirió convertirse en profesora de cultura física. Descubrió el trabajo con los círculos de abuelos y los niños pequeños de las llamadas vías no formales, y se sintió atraída.
Su desempeño como cuadro llegó sin darse cuenta. «En el Jesús Menéndez el director Guillermo siempre me tuvo presente como reserva. Yo le decía que no, que era mucha responsabilidad, pero insistió y me enseñó todo lo que sabía.
»Poco a poco me fue llevando por ese camino y en 2006 asumí la responsabilidad. Como dirigente lo esencial es organizar el trabajo, llegar al trabajador y convencerlo de lo necesario que resulta cada tarea», confiesa.
Idalia ayuda a mantener vivo el espíritu del deporte. Agradece lo vivido y su mejor forma de reciprocar el apoyo recibido es aportar en la formación de las nuevas generaciones.
|