SUECIA y Eslovaquia no intentaban jugar al fútbol en la segunda jornada del grupo E de la Eurocopa 2020. Ambos elencos salieron más pendientes de no perder que de ir por el partido.
Los suecos apretaron el acelerador en el segundo tiempo y probaron a Dubravka, quien estuvo fino. Isak era por diferencia el mejor del equipo maravilla, pero no atinaba el gol por más que lo intentara.
Los halcones se dedicaban a defender el empate sabiendo que los tres puntos conseguidos ante Polonia resultaban muy buenos. Se subían a hombros del portero del Newcastle hasta que este derribó a Quaison en el área en una jugada fortuita que el principal y el VAR consideraron punible.
Desde los 11 pasos, Forsberg no perdonó y consiguió tres puntos para Suecia que prácticamente obligan a España a vencer a Polonia si no quiere depender de la suerte de terceros para permanecer en la Euro.
Croacia jugó al borde entre el respiro y el adiós. República Checa al frente, más tranquila por la victoria ante Escocia, mostró sobriedad y claridad en el fútbol practicado. El premio llegó temprano para los checos con dolor y gloria de Patrick Schick.
El de Leverkusen recibió un codazo de Lovren en el área que Del Cerro Grande consultó con el VAR, como si no fuera evidente que llevaba la nariz sangrando. El mismo Schick convirtió el penal para llegar a tres tantos, primero en el torneo, antes de ir al descanso.
En el segundo tiempo, Dalic reacomodó las piezas y un Kramaric de lujo asistió a Pericic para el empate. El Vatreni tiró más de calidad que de claridad. Se extraña la presencia de Mandzukic. Con el empate los croatas apostaron por las tablas y el rival de la última fecha, Escocia, que hoy no pudo marcar ante Inglaterra y sigue sin anotar en la Euro.
Los vecinos de las islas británicas no se hicieron daño en Wembley. El partido entre las dos primeras selecciones que se enfrentaron en la historia (30 de noviembre se 1872) no tuvo mejor aliño que la historia.
Poco fútbol y demasiada pasta la de Southgate, que mostró la misma pereza que ante Croacia. Esta vez no tuvo la suerte del partido anterior y el gol no asomó, ni lo buscó mucho el técnico de The Three Lions, quien no supo jamás qué cambios hacer y hasta le sobraron.
Eso sí, a falta de gol prescindió de Kane, aunque el delantero del Tottenham le puso fácil la elección. Sterling se borraba con los minutos y jugó 90. Grealish al fin vio juego, pero a costa de Foden, el de mejor vista ante la neblina escocesa.
The Tartan Army dejó una mejor imagen, pero sin goles le sirvió de poco. Un punto para cada uno en el derby británico es poco, más para Escocia que tiene ante Croacia una escalada peligrosa y de largo aliento en la última fecha de la fase de grupos, con el boleto a casa a medio pagar.
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