La Habana.- LLEGARON a Cancún con muchos sueños y una frenética ansiedad por cumplirlos, a pesar de transcurrir casi dos años sin pisar arenas foráneas debido a la pandemia de la covid-19.

Esa poderosa enfermedad obligó a nuestras mejores voleibolistas de playa a entrenarse durante todo 2020 en casa, al tiempo que se suspendían los eventos planificados y se hacía insostenible mantener los concentrados en la escuela nacional (ENV).

Los duetos conformados por Leila Martínez-Maylén Delis y Lidianny Echevarría-Yanileydis Sánchez iniciaron su preparación tres meses antes de insertarse en el circuito mundial de la FIVB, bajo un formato “burbuja” en la ENV.

Contaron con la protección epidemiológica requerida y pudieron asistir por primera vez a paradas de cuatro estrellas, de un máximo de cinco. Leila y Maylén ya conocían el circuito mundial, pero en niveles inferiores; mientras que sus más jóvenes compañeras no habían pasado nunca de las lides de Norceca.

El principal objetivo era que las más experimentadas completaran los 12 torneos internacionales exigidos para concurrir a los Juegos Olímpicos de Tokio. Y además que todas se foguearan de cara al torneo preolímpico de Colima, en México, donde cada país competirá con dos binomios por el boleto reservado al ganador.

«Martínez y Delis cumplen ese requisito. Y de no ser por la pandemia, Lidy y Yani también acumularían lo exigido. En verdad, las cuatro atletas superarían el requisito de 12 eventos, pero todo lo previsto en 2020 se cayó», ratificó a JIT Jorge Sosa, comisionado nacional.

A pesar de esa realidad, Lidianny y Yanileydis se han preparado con suma entrega y disciplina, al punto de calificar como la gran revelación de las fases disputadas en Cancún. Recordemos que su rendimiento les permitió conquistar los lugares noveno, 17 y quinto, por ese orden, frente a rivales del más alto nivel, casi todas incluidas entre las primeras del ranking mundial.

El quinto escaño clasifica como lo mejor de un dúo antillano en más de una década, desde la época en que Tamara Larrea-Dalixia Fernández y Milagros Crespo-Imara Estévez se codeaban con las grandes. No por gusto estrenaron a la Isla en citas olímpicas, con asistencias a Sídney 2000, Atenas 2004 y Beijing 2008.

A la fiesta en China, incluso, se clasificaron las cuatro por el listado universal, gracias a las actuaciones firmadas en campeonatos del orbe y el circuito mundial, cuando todavía no existía el sistema de fases de diversas categorías o estrellas.

En Cancún, Lidy y Yani mostraron excelente preparación física y técnica, y también que su gran carencia tiene que ver con la “carretera” en competencias de alto grado. Condiciones poseen para establecerse entre las duplas más distinguidas del planeta.

Sumar 11 triunfos y seis derrotas ante contrarias de elevado rango sorprendió a muchos en el balneario mexicano. Quedar a las puertas de la disputa de las medallas, luego de tres semanas de carga física y mental, por el “asedio” de respetadas parejas, merece plena admiración.  

«Estamos agradecidas por todo el apoyo recibido. Y muy contentas. Cancún significaba un gran reto después de tanto tiempo sin competir. Saldarlo con esa calidad es un resultado muy satisfactorio», manifestó Lidianny.

«Sabíamos a lo que nos enfrentaríamos, pero ante cada desafío nos propusimos vencer y demostrar que debían contar con nosotras», agregó.

La pareja que más le impresionó entre las enfrentadas, confesó, fue la de las espectaculares brasileñas Agatha y Duda, sus victimarias en los octavos de final durante la primera fase.

«Son extraordinarias, mantuvieron un rendimiento muy estable en los tres eventos. Ellas y sus compatriotas nos elogiaban constantemente por nuestro desempeño y el buen físico», relató.

Las sudamericanas les decían que debían participar en el circuito de su país, donde existe un elevadísimo nivel en las modalidades de sala y playa.

«Fueron amigables, y no solo ellas, también las demás jugadoras. Se sorprendieron ante nuestro nivel y por el modo en que jugamos. Muy bonito impresionar de esta manera», reconoció.

El entrenador Alain Hernández ponderó el desempeño de «una dupla que arrancó luchando por incluirse entre las 32 mejores, pero al final logró algo histórico para nosotros y casi una medalla».

«Leila y Maylén comenzaron muy bien, sabemos de sus victorias sobre estelares de Países Bajos, Australia y otras. Perdieron con Brasil en tie-break y aseguraron un noveno puesto. Sin embargo, Delis se resintió de la lesión en la rodilla y tomamos una decisión conjunta», señaló antes de profundizar.

«No quisimos apurarla, dejamos que “refrescara” porque debemos cuidarla para la clasificación olímpica. Eso es lo fundamental en este período. Ella estaba consciente de que esto afectaría su físico y así sucedió, pero no podíamos forzarla», expresó.

Recordó que Maylén presentó déficit de entrenamiento debido a una enfermedad (dengue) que la alejó por 15 días de la “burbuja”, y luego a causa de molestias en la espalda y una muñeca.

«Eso la atrasó y no pudo prepararse como las demás. No quisimos acelerarla, aunque sus problemas no sean alarmantes. Pensamos incluso que avanzarían en las paradas dos y tres, pero no pudieron. Las lides de cuatro estrellas son muy exigentes», dijo. 

«Cuando volvamos a los entrenamientos Maylén tiene que luchar por el objetivo trazado», sentenció el profesor.

En ese sentido, Lidianny expresó que «hay que seguir preparándose bien, ante todo cuidarnos de la covid-19. En Cancún funcionó la “burbuja”, con mucho control. Primero nos hacían test de antígeno cada cuatro horas. Después cada dos días. Los gimnasios estaban al aire libre».

Valoró el gran esfuerzo realizado en la Escuela Nacional de Voleibol para que funcionara la “burbuja”, con varias personas aisladas a disposición de las jugadoras, entre las cuales aparecían entrenadores, médico, fisioterapeuta, sicóloga y personal de apoyo.

«En el torneo preolímpico de Colima, en junio, esperamos obtener el cupo para que Cuba esté presente en el voleibol de playa de Tokio 2020. Esa es la meta del colectivo y lucharemos con todo», concluyó.