Ciego de Ávila.- DEL MISMO modo en que objeté la idea profética de que el play off Las Tunas-Matanzas era una final adelantada, ahora sostengo que la finalísima entre Alazanes de Granma y Cocodrilos de Matanzas pudiera resultar memorable dentro de la historia de las series nacionales de béisbol.
No se trata solo del nivel exhibido por ambas escuadras a lo largo de la campaña, sino de las características excepcionales de esta, sin parecido a ninguna otra en casi seis décadas.
Téngase en cuenta que sus inicios se remontan a septiembre de 2020, y que en el transcurso del calendario se han debido enfrentar los embates de la pandemia de la COVID-19.
Los participantes, lógicamente, han tenido que vencer bastante estrés, pues a la extensión de la justa se suma el confinamiento que no resultó ajeno a varios conjuntos.
Ahora mismo, los orientales saldrán al terreno tras casi un mes desde su último compromiso oficial ante Pinar del Río, en la fase semifinal, mientras que los yumurinos lo harán a dos semanas de que eliminaran a los tuneros. Eso cobra…
Se trata de dos conjuntos con algunas similitudes históricas. Notemos que Granma debió esperar cuatro décadas para disfrutar el título firmado en 2017; y que Matanzas vio transcurrir casi 30 años para volver a subir al trono, en 2020.
Nadie discute que se trata de dos conjuntos sólidos y dados, desde los análisis precompetencia, como favoritos a la discusión de las medallas.
Los granmenses demostraron su estirpe al finalizar en el primer puesto del calendario regular junto a Sancti Spíritus, mientras que los matanceros, aun con las ausencias de sus dos mejores tiradores (Yera y Entenza), lograron el boleto a la postemporada sin dificultades.
Ya en los play off, los chicos de Armando Ferrer han mostrado mejor ataque (317 por 294) y pitcheo (2,71 por 3,54), aunque la defensa se inclina hacia la tropa de Carlos Martí (977 por 960).
En varias oportunidades he ratificado el criterio de que los pronósticos son solo eso, y que no obstante ser el manjar de los aficionados, resulta prudente no absolutizar. Al menos, tener presente que el menos “favorecido” no tiene los brazos amarrados.
Desde mi óptica resultó una exageración afirmar que la serie entre Las Tunas-Matanzas fue una final adelantada, aunque ese desmesurado criterio pueda utilizarlo ahora Carlos Martí como arma sicológica para la gran contienda que se inicia el domingo en Sancti Spíritus.
Lo cierto es que la final, donde se repartirá el oro y la plata, comienza ahora. Lo demás es historia.
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