La Habana.- CUANDO muchos deportes han ajustado su sistema de clasificación para los Juegos Paralímpicos de Tokio, en el parajudo no hay nada decidido.

Un ranking vigente desde enero de 2020 sirve de medidor actualmente, y si fuera definitivo ningún cubano accedería a la cita por esa vía.

Por poner un ejemplo: el paratiro mantuvo la copa del mundo en Perú para buscar los restantes 18 boletos. Además anunció varias competencias de ese nivel antes de la cita nipona. Con ello, técnicos y deportistas pueden diseñar la preparación.

Casi a finales de enero la Federación Internacional de Deportes para Ciegos (IBSA, por sus siglas en inglés), que rige entre otras disciplinas al parajudo, todavía no se pronuncia sobre un calendario alternativo dadas las afectaciones globales causadas por la COVID-19.

Desde 2020 solo se mantenía el Abierto Internacional de Parajudo de Heidelberg, Alemania, pactado para febrero, como único certamen para sumar puntos. Sin embargo, en el sitio web oficial de IBSA apareció luego su cancelación, fomentándose más la incertidumbre.

A siete meses para Tokio 2020, cuando los rebrotes del coronavirus generan mayor peligro de contagio, se presentan más lejanas las posibilidades de reunir a los atletas con discapacidades visuales, de cara a actualizar el orden en las 13 divisiones, seis femeninas y siete varoniles.

El período de clasificación por escalafón se extiende hasta el 31 de mayo, con 112 cupos. Se sumarán 13 del país sede y una cifra similar por invitación. Eso eleva a 138 el total: 80 hombres y 58 mujeres.

A diferencia del listado para convencionales, este tiene entre sus particularidades la asignación de plazas para ciegos y débiles visuales en cada categoría.

En estos momentos ningún judoca cubano está en zona de clasificación, según la guía de la cita actualizada en noviembre de 2020.

En tal situación aparecen los destacados Dalidaivis Rodríguez, Isao Cruz y Yordani Fernández, tras computárseles los puntos acumulados en competiciones desde el primero de septiembre de 2018.

Rodríguez, campeona de los 63 kg en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, aparece en el lugar 13 de +70 kg, gracias a las 140 unidades ganadas en el campeonato parapanamericano de Canadá en enero pasado.

La habanera, tras Río-2016, estuvo alejada por maternidad y eso le impidió asistir a otras lides puntuables. Tiene certificación B2 (débil visual profunda) en la escala de la guía médica.

De acuerdo con las especificaciones del manual de clasificación, en +70 kg los cupos por ranking están reservados a la mejor ubicada entre los B1 (ciegos) y las otras cinco B2 y B3 (débiles visuales) en la parte más arriba de la lista. Por tanto, en estos momentos Dalidaivis está fuera.

Cruz (B2), dorado en Sídney 2000 y Beijing 2008 en 81 kg, es el mejor ubicado ahora gracias a su escaño 10 en 100 kg, con 320 puntos. Ese total proviene del clasificatorio mundial en Estados Unidos en 2019 (220 pts.), más 100 logrados en la cita continental canadiense.

En esa clase acceden dos B1 y otros seis B2 y B3, por lo que el villaclareño está fuera.

Similar panorama enfrenta el matancero Fernández (B3), ubicado en el lugar 13 de la categoría +100 kg con 200 puntos. Medallista de bronce en la convocatoria carioca, ganó 60 unidades en el gran premio de Azerbaiyán de 2019 y 140 en Canadá. Los boletos aquí se otorgarán de forma similar a los 100 kg.

Más cerca de incluirse está el santiaguero Gerardo Rodríguez (B3), debido a su posición 11 en 81 kg, categoría en que entran tres B1 y siete B2 y B3.

De mantenerse como referente el citado ranking, y ratificarse la asistencia de los ocupantes de las posiciones de privilegio, la última posibilidad para los cubanos será incluirse entre los 13 invitados, siete hombres y seis mujeres.

Sin duda, estos atletas tienen calidad y palmarés para incluirse por esa vía, pero ganar el pasaje por esfuerzo propio es la pretensión de todos.