La Habana.- ANDY Pereira pudiera convertirse en el primer cubano capaz de asistir tres veces al torneo olímpico de tenis de mesa. Sin embargo, esa meta no le quita el sueño, más bien la vislumbra con mucho pragmatismo.

«Creo será la ocasión en que más difícil tendremos la clasificación. Los matices fueron diferentes anteriormente. Lo vivido el último año con la pandemia de la COVID-19 me ha hecho cambiar la manera de pensar», aseguró a JIT horas antes de viajar a Alemania para reanudar su compromiso con el club Wiener Neustadt.

Las razones del considerado mejor tenismesista de Cuba están bien fundamentadas: esta vez solo se repartirán cuatro plazas individuales en el torneo previsto para abril en la ciudad argentina de Rosario, y llegará allí con muy pocos partidos internacionales representando a Cuba.

«Desde 2019 no juego para mi país. La COVID-19 vino para trastocar muchas cosas, y aunque compito en el club, no es lo mismo. De todas maneras el sueño es clasificar y lo daré todo como siempre», confesó quien en agosto de 2018 logró su mejor ubicación en el ranking mundial de adultos: el puesto 140.

Su debut olímpico ocurrió en Londres 2012. Lograrlo se convirtió —recuerda— en una sorpresa, nadie lo esperaba… Cuatro años después, asegurarse para Río de Janeiro resultó lógico y lo disfrutó junto a su compañero Jorge Moisés Campos.

Ahora, a los 31 años de edad, con casi 20 en el equipo nacional, Andy comienza a mirar al deporte de otra manera. La pequeña Laurita, de poco más de dos años, le ha cambiado en muchos sentidos… Añora estar en Cuba y se replantea el futuro.

«Vivo un poco apurado para estar más tiempo con mi niña. Trato de disfrutarla al máximo, para recuperar lo perdido cuando no estoy», admitió entre otros motivos asociados al impacto de la COVID-19.

«No pienso mucho más allá. Lo sucedido el año pasado me hizo cambiar un poco la forma de pensar. Teníamos grandes metas, llegó la COVID-19 y todo cambió… No quiero pensar a tan largo plazo, voy por etapas: primero el preolímpico, luego el Caribe y después veremos», detalló en referencia a torneos futuros, en especial los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2022.

La posibilidad del retiro ronda su mente, y aunque no se lo plantea firmemente, sin duda está cada día más cerca.

«No me siento cansado, pero a veces me aburre pasar tanto tiempo fuera de Cuba. Quiero más tiempo cerca de mi niña y la familia. Cuando se decida regresar a Cuba me entrenaré con la misma disposición, siempre he dado lo mejor y eso no cambiará. Igual pienso que no me queda tanto en el deporte activo».

«También va siendo hora de cumplir otro sueño: contribuir con muchachos que vienen detrás y pudieran llegar a donde yo no pude. Quiero darles paso y apoyarlos.

»Me gusta entrenar y siempre que pueda lo haré. Podría estar con ellos, preparar a los más jóvenes, transmitir las cosas que en su momento me enseñaron Oxamendy, Dimey, Boris, Reinier Sosa… Gracias a ellos llegué a donde estoy», concluyó.