La Habana.- HASTA de traidor lo tildaron cuando abandonó el ciclismo para hacerse luchador del estilo libre, y cuando “escapó” de agarres y desbalances rumbo al hockey, deporte que convirtió en su proyecto de vida.

Amado Orestes Amorós Nodal es una referencia del deporte cubano, especialmente del hockey, pues fue atleta, entrenador, director de equipo u metodólogo de la comisión nacional. Ahora funge como escritor e historiador.

A propósito del 51 aniversario de la introducción de esa disciplina en la Isla, JIT le entrevistó a la distancia, como impone el enfrentamiento a la COVID-19.

¿Cómo se enroló en el proyecto del hockey cubano?

Era una novedad para todos los estudiantes de la Escuela Superior de Educación física Manuel Fajardo (Esef) en la década de 1960. En mi caso estaba adelantado como luchador, pero me enamoré del hockey.

Aquello se fue introduciendo poco a poco en mí hasta hoy. Por eso, cuando llega un aniversario como este, el 51 que celebramos el 29 de mayo de 2020 en medio de la COVID-19, revivo días irrepetibles.

¿Cuál fue su apuesta principal?

En principio solo quería jugar, pero después, por el amor que le tomé, hice y todavía hago porque se desarrolle. No me importan los obstáculos.

Nosotros jugamos con bastones hechos de playwood, que duraban a lo sumo 10 minutos en manos de un jugador. Había que fabricar cientos para un partido, y si llovía aquello era un desastre. Pero no nos amilanamos.

Sume que las defensas de los porteros fueron en principio las chingalas del cátcher de béisbol, al igual que el peto y la careta.

Jugamos en terrenos no aptos y seguimos para adelante. Pasamos un tiempo como actividad de recreación y continuamos hasta que fuimos reconocidos como deporte.

Asistimos a los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 y no cejamos en la intención de asistir a otra edición, aunque sea una disciplina que exija mucho financiamiento.

¿Cómo valora la respuesta de la actual generación de hockeístas?

Llegan mejor preparados a la Escuela Nacional de Hockey Antonio Maceo, con más conceptos del deporte en general. Por supuesto, hay que trabajar con ellos. Y aunque no contamos con lo ideal, se hacen maravillas, se crea.

Hoy, por ejemplo, en el hockey argentino rama femenina se disputan más de 200 partidos por club en una temporada. No hablo de cuanto se juega en naciones como India y Paquistán, campeonas de varias ediciones olímpicas. Nosotros estamos lejos de ese nivel de actividad.

Si embargo, podemos crecer, pues contamos con la Escuela Nacional en Santiago de Las Vegas, municipio Boyeros. Esa es nuestra joya. Además se trabaja para terminar la de Ciego de Ávila y se habla de hacer otra en una de las provincias orientales.

¿Cómo marcha el libro sobre el hockey cubano?

Su título será El hockey sobre césped, un deporte de equipo. Comencé en 2016 y lo considero una necesidad. En 400 páginas, con fotos incluidas, intento resumir la historia de nuestro deporte aquí.

Los especialistas de la Editorial Deportes, del Inder, me han ayudado mucho. Espero tener toda la gráfica pronto y publicarlo.

Pasé mucho trabajo para hacer la tesis y graduarme como licenciado. No había información sobre el hockey cubano, ni siquiera para los periodistas. Esta obra puede ser útil para todo estudioso del deporte.

En pocas palabras… ¿Qué ha sido el hockey para usted?

Mi vida, la familia, el trabajo, los amigos, la Revolución, Fidel.

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