La Habana.- LO VOY a llevar al 19 de noviembre de 1961. Clausura de la Plenaria Nacional de los Consejos Voluntarios Deportivos en el Coliseo de la Ciudad Deportiva. Que Wells se tranquilice: no vamos a usar su máquina del tiempo.

No hace falta: tenemos una propia, mis recuerdos, porque estuve allí como miembro de la Comisión de Deportes de la UJC en La Habana, y el apoyo del importante libro Fidel y el deporte, escrito por el periodista e historiador Mario Torres.

Regresaré a aquella reunión. Acompáñeme. Nos rodean la combatividad, la pasión, la esperanza de hombres y mujeres negros, blancos y a la mitad, y sus sueños que no se quedan en el ámbito del músculo.

Son tiempos de fundación. De estremecimientos cotidianos. Marcan. Fortalecen. Guían. Crecerán. Escuche al Comandante en Jefe: «La educación física y el deporte no era una actividad del pueblo humilde y trabajador... El interés que se pone hoy en la educación física y el deporte no será igual al interés que habrá en los años venideros... Una de las tareas de los consejos voluntarios del Inder consiste, precisamente, en despertar ese interés...» .

Agrega: «Los consejos voluntarios del Inder son los núcleos de ciudadanos que en fábricas, en granjas del pueblo, en cada asociación campesina, en cada cooperativa, en cada centro de instrucción, en cada unidad militar, en cada municipio y en cada provincia, es decir, donde quiera que labore el pueblo, se dedican a promover las actividades deportivas…».

Afirma: «El deporte no solo ayuda a la salud física, no solo ayuda a formar el carácter, no solo ayuda a forjar hombres de espíritu y de cuerpo fuertes, sino que también alienta al pueblo, entretiene al pueblo y hace feliz al pueblo...».

Vaticina: «Nuestro pueblo será pronto el primer país de América Latina, el primer país de todo el continente, en la participación del pueblo en la educación física y en las actividades deportivas... Sin Revolución no se habría podido soñar siquiera con desarrollar en nuestra patria un gran movimiento deportivo...».

No viajamos al pasado para aplacar nostalgias o regodearnos: buscamos esencias, raíces para ir con fuerza superior a las misiones vigentes y futuras. Hacia el 19 de noviembre de 2019, Día Nacional de la Cultura Física y el Deporte, y observemos de qué manera se han desarrollado la atmósfera del pleno y las palabras citadas, y la deuda que tenemos con ellas. Sea el análisis el tamiz conductor hacia aguas profundas y límpidas.

Debemos tener presente lo planteado por Fernando Martínez Heredia sobre Fidel ahora:« Tenemos que evitar repetir, una y otra vez, lugares comunes y consignas, conocer las razones que lo condujeron a sus victorias, las dificultades y los reveses que enfrentó, lo que pensó sobre los problemas, sus acciones concretas. No se trata de imitarlo sino traducirlo a nuestras necesidades, situaciones y acciones porque esto puede aportarnos mucho y de esta manera será más grande su legado».

Pongamos la masividad en su lugar, evitemos el campeonismo. El líder  lo advirtió  (6-10-1977) y no sería la única vez: «Es importante que no nos equivoquemos, que por buscar campeones decuidemos la práctica del deporte…». Sabía que la tarea primordial es la de formar personas mejores física y espiritualmente, y sitúa la búsqueda de ases en  «…el fin número dos…». Además, una masividad flaca daña la cima. Hay que revivir los consejos voluntarios o constituir órganos parecidos, y perfeccionar las clases de educación física, armas potentes contra los vicios.

Cuba se mantiene entre las potencias del sector pese al Bloqueo yanqui incrementado (aumenta el robo de músculos), la supermercantilización, el derrumbe del campo socialista (sin su apoyo no hubiéramos llegado a tanto), los errores internos y una población bastante menor que la de  los rivales más difíciles...

A pesar de los recientes descensos, estamos entre los 20 países más galardonados  en los certámenes olímpicos, lista en que solo aparecen dos naciones americanas: Estados Unidos en el primer lugar y Cuba en el 18. En el ámbito latinoamericano, encabezamos de por vida las conquistas en juegos panamericanos y centrocaribeños. Añado: la Mayor de las Antillas dio la clarinada. Hasta los gobiernos menos progresistas de la región se vieron obligados a invertir en la rama; EE.UU. y Canadá no quedaron fuera de esa decisión.

Fidel lo expresó con respecto a América Latina: «Los burgueses  gobernantes de muchos de esos países, van a tratar de inventar algo para ver cómo mejoran en el deporte. Esto quiere decir que las competencias van a ser cada vez más reñidas». (27-10-1975). «Algún día los ayudaremos también a formar deportistas, y algún día las competencias serán más parejas… Llegará el día en que a nosotros nos pidan también instructores…» (30-4-1974).

Cumplimos con creces dicho pedido, hasta graduamos aquí a profesores de educación física y deportes imposibilitados de cristalizar esos anhelos en su patria.

Pese a todo lo expresado, es injusto sentirnos satisfechos plenamente. José Martí señaló que si queremos levantar no podemos poetizar las caídas. Indispensable: reconocer las debilidades y encontrar las rutas apropiadas para derrotarlas. Ilumina la visión fidelista: sentido del momento histórico y cambiar todo lo que deba ser cambiado, y sus críticas por el bajón en Beijing.

Que comprendamos la fase actual y las transformaciones pertinentes, no significa renunciar a nuestra moral.  Justos son la remuneración y los contratos; aunque no son la lámpara de Aladino. Si nos aferramos a la oferta y demanda, el revés acecha. No deseamos humanos de circo. Si el as no siente que  su premio principales es el amor del pueblo, posiblemente ese propio pueblo le arranque las medallas del pecho.

Hay que optimizar el quehacer ideológico, lo llamo humano, con los atletas. El ámbito internacional en que bregan está lleno de  maldad. De no tener “antivirus”, la hecatombe suele arribar. El entrenador, el funcionario, no pueden conformarse con vigorizar la velocidad, la fortaleza  y la habilidad de sus discípulos; ante todo, deben formarlos como seres dignos. Los músculos del alma por encima de los del cuerpo. El  ejemplo y el convencimiento por delante de los forjadores son imprescindibles.

Urge utilizar correctamente los triunfos de tantos científicos del deporte, restablecer las escuelas que sean necesarias y fortalecer las áreas especiales. Urge brindar atención esmerada a las Eide y las Esfaar, pero no limitarnos a esas. Ser sistemáticos en las tareas, organizar lidias inter-centros; evitar la fragilidad en el mantenimiento de las instalaciones....

Se batalla en una sociedad compleja, cercada y asediada  por el imperialismo que trata  de derrumbarnos con manjares y el garrote, o con las “Trumpadas”. De ninguna forma nos vencerán.  

En cuanto a nuestro movimiento deportivo, de los más puros del orbe, debemos transformarlo y preparar el espíritu de sus protagonistas para derrotar la vileza esté donde esté. En Cuba, el deporte seguirá siendo un derecho del pueblo.