Foto: Mónica Ramírez

Doha, Catar.- UN DEFINITIVO lugar 12 emergido de una medalla de cada color y superior por mucho al 37 logrado hace dos años, se convirtió en buen saldo para Cuba en el Campeonato Mundial de Atletismo que este domingo dijo adiós aquí entre elogios de la Federación Internacional hacia sus organizadores.

Las medallas de oro y plata de las discóbolas Yaimé Pérez y Denia Caballero, en ese orden, que el viernes pasado se unieron al anterior bronce del saltador de longitud Juan Miguel Echeverría, devolvieron a la Isla al privilegiado grupo de los 15 mejores en estas citas y parecen señales alentadoras a menos de un año de la justa olímpica de Tokio 2020.

Quintos lugares de Cristian Nápoles en el salto triple y de Luis Enrique Zayas en la altura, además del octavo del jovencito Jordan Díaz, también en triple, cerraron la lista de los que aportaron puntos a la clasificación más importante para la Iaaf, porque expresa integralidad.

Con 30 unidades, Cuba se situó igualmente decimosegunda en ese escalafón, que como el de las preseas estuvo liderado por un Estados Unidos dueño de 310 rayitas y balance 14 oros, 11 platas y 4 bronces.

Los kenianos fueron sus escoltas con 5-2-4 y la pequeña Jamaica volvió a agigantarse desde la tercera posición con 3-5-4.

En total, se vivieron 10 intensas jornadas entre el moderno Khalifa Stadium y la muy iluminada avenida de la Corniche, donde se definieron los campeones de las carreras de maratón y las marchas de 20 y 50 kilómetros.

A modo de resumen el titular del atletismo mundial, el británico Sebastian Coe, calificó a la justa como la mejor de la historia por su calidad en organización y registros conseguidos.

El doble campeón olímpico de los 1500 metros en Moscú 1980 y Los Ángeles 1984 ha enfrentado fuertes críticas durante todo el certamen. Señalamientos amparados sobre todo en la poca tradición de gusto por el atletismo entre los anfitriones y las altas temperaturas que afectaron las pruebas fuera del estadio.

En contraste con tales criterios, Coe celebró hoy que la cita fue testigo del espectacular récord del orbe en los 400 metros con vallas de la estadounidense Dalilah Muhammad, y se quebraron otras seis plusmarcas de la competencia. Además, 43 países consiguieron como mínimo una medalla y 68 lograron incluir un atleta en finales (se consideran los lugares del primero al 8).

«Para aquellos que siguen nuestro deporte de cerca, sabrán que clasificamos nuestros campeonatos en el desempeño de los atletas», aseguró Coe en conferencia de prensa, tras mencionar que se batieron 21 plusmarcas de áreas, el doble que en Londres 2017, y 86 registros nacionales.

«Estas actuaciones son increíbles, pero el crédito también debe ir a las instalaciones y condiciones proporcionadas por el país anfitrión. Doha ha creado espacios en la pista principal y en la de calentamiento que son insuperables», ratificó el hombre que desde el 2015 dirige los destinos de uno de los deportes más populares en el planeta.

La apatía del público local se convirtió en el principal señalamiento hacia la organización del primer Mundial en el Medio Oriente, pero Coe recordó que uno de los encargos de la federación que lidera es facilitar el contacto de los atletas con nuevas culturas y llevar el atletismo a los lugares donde menos se practica.

Por su parte, los organizadores también confesaron sentirse satisfechos por un paso más hacia lo que se han propuesto en términos deportivos, que tendrá su momento cumbre dentro de tres años, cuando acojan el más importante de los eventos después de unos Juegos Olímpicos: la Copa Mundial de Fútbol.

Lo cierto es que pese a las críticas, el Mundial llegó a su fin con éxito. En la balanza pesaron más los factores positivos, sin desconocer temas por resolver y sobre todo la necesidad de que surja un ídolo internacional capaz de suplir el espacio dejado por el icónico Usain Bolt.

Por lo pronto, Doha apagó sus muchas luces y pasó el batón de relevo a Eugene, en Estados Unidos, urbe que acogerá la cita planetaria programada entre el 6 y el 15 de agosto de 2021.