Yipsi sorprendió a la favorita Kusenkova. Foto:

La Habana.- UNA ARMADA de contrastes con Iván Pedroso que imponía su clase por cuarta ocasión consecutiva y las jóvenes Yipsi Moreno y Orisleydis Menéndez creando sus historias representó a Cuba en el primer mundial de atletismo del siglo XXI, acogido por la ciudad canadiense de Edmonton.

El Estadio de la Mancomunidad de la norteña urbe fue sede de la octava edición de estas citas entre el 3 y el 12 de agosto del 2001, y todavía exhibe el privilegio de ser la única ocasión en que América reunió a las estrellas del deporte rey para su máximo evento.

Aunque llegó en medio de una temporada menos exitosa que en otras ocasiones y algunos recuerdan que no se mostró tan eficiente en la etapa clasificatoria del salto de longitud, Iván dejó claro su rango en una final en la que llegó hasta los 8,40 metros para ganar su cuarto cetro consecutivo.

Su primera ejecución en la noche del 11 de agosto fue marcada de foul por muy poco margen y pese a que el registro campeón lo logró en el quinto intento, era ganador desde los 8,35 del tercero.

Con 20 años y luego de ser decimoctava en Sevilla 1999, la martillista Moreno sorprendió a todos con su técnica impecable en una competencia en la que la rusa Olga Kuzenkova era la más mencionada cuando del título se hablaba.

Incluso había convencido en las eliminatorias con 70,43 metros, pero la caribeña logró 70,65 en la final y le superó por cuatro centímetros.

Otro era el panorama para la Menéndez en la jabalina, pues arribó a Edmonton como la recordista del orbe (71,54 metros) a sus apenas 21 abriles, y no defraudó en una prueba consistente con disparos todos por sobre los 65,80 metros y el ganador de 69,53.

La griega Miréla Tzelilli quedó con deseos de repetir la corona de la anterior edición y debió conformarse con la plata en poder de 65,78 metros, mientras la también cubana Sonia Bicet completó el podio con un bronce de 64,69.

Xiomara Rivero, otra de la Isla, aportó puntos desde su séptimo puesto con 61,60 metros.

Anier García era el campeón olímpico de los 110 metros con vallas, pero la plata fue su premio luego de que el estadounidense Allen Johnson fuera mejor esta vez con tiempo de 13.04 segundos por 13.07.

Por cierto en esta carrera la premiación se completó con un hombre convertido en historia: el haitiano Dudley Dorival ganó el primer –y hasta ahora único– metal de su país en estas justas.

En los 400 con vallas de mujeres Daimí Pernía no pudo mantener su oro de Sevilla, corrió mucho menos potente que entonces y con 54.51 segundos entró tercera a la meta. Lo cierto es que la marroquí Nezha Bidouane recuperó su oro de Atenas 1997 con mucha facilidad tras ser la única que rebajó de los 54 segundos, y lo hizo con amplitud de 53.34.

El discóbolo alemán Lars Riedel completó la hazaña de cinco títulos, que sumados al bronce de 1999 le convierten en un caso “insólito” entre los que defienden una sola especialidad, pues es mucho más común exhibir tan abultado botín entre los que por ejemplo corren más de una distancia.

Un total de 11 años necesitó el teutón para completar la proeza, sin embargo en su carrera solo consiguió el cetro olímpico en Atlanta 1996.

Otro de los “monstruos” del atletismo, el etíope Haile Gebrselassie firmó en la ciudad canadiense su quinta medalla en los 10 mil metros, un bronce que le llegó apenas unos meses después de ser operado del tendón de Aquiles, y fue su primera derrota a este nivel desde 1993.

Por países Rusia dominó la clasificación de las medallas con cinco de oro, siete de plata y seis de bronce, seguida de un Estados Unidos con 5-5-3 luego de ver mermado su acumulado con los escándalos de dopaje de algunos de sus velocistas.