La Habana.- EL ULLEVI Stadium de la ciudad sueca de Gotemburgo tendrá siempre un lugar especial en el corazón de Ana Fidelia Quirós, y en el de todo aquel que le vio disfrutar allí de su primera corona universal en los 800 metros, dos años después de sufrir un accidente doméstico que casi le deja fuera de las pistas.

De emocionante momento calificaron entonces –y así lo siguen recordando ahora- los aficionados aquel triunfo el 13 de agosto de 1995, cuando la cubana cubrió la distancia en 1:56.11 minutos, todavía con algunas limitaciones provocadas por las graves quemaduras sufridas en gran parte de su cuerpo.

«Nunca voy a olvidar este regreso, es la mejor victoria de mi vida», dijo en la ocasión la valiente santiaguera que había sido medallista de plata en Tokio 1991 y se perdió la justa de Stuttgart 1993.

Ana Fidelia superó en la final a la surinamesa Letitia Vriesde (1:56.58) y a la británica Kelly Holmes (1:56.95), pero no pudo medirse con la reina de la distancia entonces, la mozambiqueña María de Lourdes Mutola, descalificada en su heat semifinal.

Cuba también disfrutó del primer oro en salto de longitud para un Iván Pedroso (8,70 metros) que llegó a la cita en formidable forma y marcaría la pauta de otros tres triunfos en ediciones consecutivas.

Fue esa una temporada exitosa para el astro cubano, imbatible durante meses y a punto de convertirse en recordista mundial con aquel salto de 8,96 metros en la ciudad italiana de Sestrieri, que por caprichosas casualidades no pudo ser homologado.

Escoltaron a Iván en el podio sueco el jamaicano James Beckford, con plusmarca para su país de 8,30 metros. Al estadounidense Mike Powell se le escapó la oportunidad de su tercer cetro seguido, y con discreta marca de 8,29 debió conformarse con la tercera posición.

Otro que no pudo defender su reinado en salto de altura fue Javier Sotomayor, pues su rendimiento se vio afectado por molestias en uno de sus pies. El monarca cubano se elevó hasta los 2,37 metros, pero el triunfo correspondió al bahamés Troy Kemp, quien finalizó con la misma altura, pero realizada con un intento menos.

También con una presea de plata despidió su actuación Niurka Montalvo, gracias a salto largo de 6,86 metros. Su incursión en el triple cerró con un discretísimo registro de 11,40 metros, que no alcanzó para avanzar a la final de esa especialidad.

En el triple masculino Yoelbis Quesada finalizó en el cuarto escaño, el mismo ocupado por Maritza Martén en el lanzamiento del disco para damas. Sexta fue la heptatlonista Regla Cárdenas y séptima Isel López en la final de la jabalina. El relevo 4x400 formado por Iván García, Jorge Crusellas, Omar Mena y Jorge Luis Aguilera resultó el sexto mejor de la competencia.

Por cierto, Iván García compitió también en los 200 metros y se convirtió en el primer cubano incluido en una final de la velocidad en estos certámenes. Finalmente quedó octavo con 20.77 segundos.

En el estadio sueco se reunieron mil 755 competidores de 190 países. Estados Unidos volvió a ser el máximo ganador de títulos con 12 y se dio un hecho curioso entre sus seguidores: nueve naciones quedaron por detrás con par de cetros y su ordenamiento tuvo que definirse por la cantidad de medallas de plata y bronce conquistadas.

Entre ese pelotón de avanzada se incluyó Cuba, que además de sumar un par de metales plateados ubicó a nueve atletas entre los puestos cuatro y ocho de sus respectivas especialidades. Así acumuló 60 unidades en el escalafón de rendimiento integral confeccionado por la Iaaf.

En el Mundial de Gotemburgo 1995 se marcaron varios hitos, pero el más asombroso de todos fue la plusmarca de 18,29 metros que hasta hoy mantiene al británico Jonathan Edwards a la cabeza del triple salto para hombres.

En ese año, Edwards había sobrepasado la marca de 18 metros en cuatro ocasiones, pero siempre con viento superior al permitido para validar cualquier récord. Sin embargo, la oportunidad de alcanzar la gloria le llegó en el segundo intento de esa competencia, tras un primer registro efectivo de 18,16.

Otra jornada inolvidable del certamen fue la del 11 de agosto, cuando el alemán Lars Riedel firmó su tercera corona en el disco y el ucraniano Serguey Bubka su quinta en la pértiga.

Los presentes en el graderío también disfrutaron ese día de los momentos en que el keniano Moses Kiptanuí completó el trío de oros en la agotadora carrera de los 3 mil metros con obstáculos; y del dominio del estadounidense Michael Johnson en los 200 metros, dos jornadas después de encumbrarse en la prueba de 400.

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