Lima.- YA VEN, el “último” fue hoy el primero, el mejor, el campeón. Sin premios mundiales previos de qué presumir, el luchador Yurieski Torreblanca (86 kg) se abrió paso a la gloria en los XVIII Juegos Panamericanos.

La jornada prometía, y de hecho entregó un jugoso botín (1-1-2), pero el de menos alcurnia era precisamente el pinero, si se le comparaba con Reineris Salas (97 kg), Oscar Pino (125 kg) y Geandry Garzón (74 kg).

Para más complicación, el fornido gladiador debió empezar en octavos de final y celebrar cuatro combates antes de festejar una corona inédita en su carrera, y que deja el premio mayor de este peso en la Isla, pues hace cuatro años reinó Salas precisamente.

El paraguayo Diego Ramírez fue su primera víctima (12-0) y luego el canadiense Alexander Moore (10-0). En semifinales padeció el estadounidense James Downey III (7-2) y entonces el camino pareció expedito a la cima. Error.

Quedaba un contrincante que nunca antes se había resistido, pero que hoy también ansiaba un título para su pueblo: el venezolano Pedro Ceballos.

Torreblanca marcó el primer punto logrando la pasividad del morocho. Luego lo expulsó del colchón y la “cosa” marchaba 2-0. Vino el descanso.

En el segundo periodo se hizo la odisea, pues Ceballos pudo sacarlo del tapiz (2-1) y más tarde le agarró una pierna y se le pasó atrás (3-2).

El frío reinante se hizo hielo para los cubanos en el Coliseo Miguel Grau, de Callao, pues solo restaba algo más de un minuto de combate. Fuerza contra fuerza, intentos de agarres, batalla en las manos fue lo que vino a continuación.

Y cuando restaban 15 segundos para el cierre de las hostilidades, ambos gladiadores se amarraron de torso y cayeron al colchón sin propinarse punto alguno, pero en una posición que podría beneficiar a cualquiera…

A cinco flat de la campana, la “torre cubana” se zafó del agarre y pasó atrás (4-3). Final. El júbilo se apoderó de sus compañeros y de los seguidores en la grada.

La escena del podio estaba lista, con Downey y Carlos Izquierdo (COL) en el tercer escaño del podio.

LA EUFORIA DE YURIESKI

«Soy el único que no tiene medalla mundial, pero siempre me consideré como mis compañeros para ir adelante y sacar el resultado. El sacrificio salió a flote con la medalla de oro que estábamos esperando», opinó en los primeros compases de su encuentro con la prensa.

«La última pelea fue muy buena, así son las cosas del deporte, esos son los momentos que hacen linda nuestra vida y por las que la gente considera el sacrificio que hacemos», apuntó más tarde con evidente emoción.

«Cumplimos y la medalla de oro va para Cuba, especialmente para el pueblo pinero que está feliz. ¡Que me esperen que vamos a celebrarla!», pidió después con un sonrisa de lado a lado.

«Tuve un organigrama complejo porque debí echar un combate para entrar entre los ocho mejores. Contra el canadiense todo bien, y ante el estadounidense me solté porque le había dicho a un compañero que me iba a ganar para tomar desquite de mi victoria en el torneo Cerro Pelado del año pasado. Nada malo, luego me felicitó y quedó como algo que me motivó a seguir adelante», narró.

«La final fue algo tensa, siempre lo había derrotado y me sentía confiado. Le fui arriba y el resultado salió. Otras veces he estado en jaque y salí a flote. Lo más importante es la medalla de oro, no importa cómo», señaló otra vez sonriente.

Ante la pregunta de por qué se complicó esa disputa señaló que «el venezolano se para a aguantarme y me pierdo un poco en la defensa. Salí ansioso por el oro, pero lo importante fue ganar».

Finalmente agradeció la oportunidad dada por el colectivo técnico nacional, al responsabilizarlo con sustituir a Salas en los 86 kg. Expresó que su siguiente prioridad será el Mundial de Kazajistán en busca de un cupo a Tokio 2020.

TRES MEDALLAS MÁS

Oscar Pino, grequista devenido librista en tiempos de Mijaín López, capturó la medalla de plata de los 125 kg, tras ceder en la final ante el favorito estadounidense Nicholas Gwiazdoswski.

Antes, Salas y Garzón habían logrado el bronce, en ambos casos eliminados en semifinales por los estelares norteños Kyle Snyder y Jordan Burroughs, respectivamente.