La Habana.- EN FECHA atípica, del 11 al 26 de marzo, la ciudad argentina de Mar del Plata acogió los XII Juegos Panamericanos, que legaron importantes registros globales, la segunda mejor cosecha histórica para Cuba y la primera como visitante.
La localidad balneario no pudo acoger los 38 deportes convocados (siete más que en La Habana 1991) en cita a la que acudieron 5 144 atletas, 1 872 oficiales y auxiliares, 227 médicos y 2 358 jueces.
A ello se sumaron 500 personalidades del COI y otros federativos, en tanto la cobertura periodística la realizaron 2 700 enviados, según la compilación de Enrique Montesinos.
Buenos Aires fue subsede para nueve disciplinas, Paraná acogió el softbol y Santa Fe el esquí acuático. Así la Argentina recibió a las delegaciones de los 42 países de la Odepa, con la suma de Dominica, San Cristóbal y Nieves y Santa Lucía.
El crecimiento de los Juegos, calificados como los más grandes y mejores, necesitó de 45 escenarios competitivos y 35 de entrenamiento.
Las acciones comenzaron el día 9 para la gimnasia y el 10 para el fútbol, antes de que el entonces presidente de esa nación, Saúl Menen, los inaugurara en ceremonia oficial el día 11, con la presencia del titular del COI, el español Juan Antonio Samaranch.
Para Cuba fue todo un éxito, al ocupar el segundo lugar en la tabla de medallas con 112 oros, 67 platas y 57 bronces que sumaron 238. Estados Unidos volvió al primer lugar (170-144-110), al llevar la mayor representación con 751 atletas. Solo se ausentó en la pelota vasca.
La mayor isla de las Antillas asistió con 499 atletas, sin contendientes en bádminton, baloncesto, bolos, equitación, nado sincronizado, patinaje artístico, hockey sobre césped, raquetbol, squash, esquí acuático, fútbol y triatlón.
Los logros fueron altos, pues se llegó a solo 28 oros menos que en La Habana 1991. Sin embargo, resalta esta actuación como la mayor cifra de títulos y cantidad de metales como visitante, superando las 80 doradas de Caracas 1983 y las 175 en total de Indianápolis 1987.
Por deportes sobresalió el triunfo del atletismo, como en La Habana 1991, al superar con 18 oros a los estadounidenses, quienes solo pudieron conseguir 13.
Destacaron los saltadores Javier Sotomayor, cuyos 2,40 metros le permitieron el tercer reinado en estas lides. Iván Pedroso alcanzó el segundo oro de tres en la longitud, con 8,50 metros, y Yoelbi Quesada repitió su triunfo de la edición anterior con 17,67 m. Los hombres dieron otras alegrías con los éxitos de los relevos 4x100 y 4x400, entre otros destacados.
Entre las féminas, Aliuska López reeditó el oro en los 100 metros con vallas, especialidad que volvería a ganar en Winnipeg 1999. Dominaron las saltadoras Niurka Montalvo (longitud), Laiza M. Carrillo (triple) e Ioannet Quintero (altura). Xiomara Rivero extendió a cinco la cadena dorada en la jabalina.
Los antillanos brillaron en judo, cuyo equipo femenino se alzó con los ocho metales áureos. Cuatro alumnas del profesor Ronaldo Veitía, a decir Amarilis Savón (48 kg), Legna Verdecia (52), Driulis González (57) y Daima Beltrán (+78), comenzaron una colección de tres doradas consecutivas.
De igual modo sobresalieron las pesas, con decenas de primeros lugares y el récord mundial de Pablo Lara, con 207,5 kg en el envión de los 76 kg.
El boxeo volvió a ser baluarte con siete coronas de 12 posibles, mientras el béisbol, el voleibol para mujeres, el balonmano varonil, esgrima, gimnasia rítmica y kárate aportaban también al gran resultado de su país.
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