La Habana.- EL FÚTBOL no distingue entre sexo, edad, religión, situación social y económica. Está presente donde la pasión aflora. Cuba no es la excepción, pues el entusiasmo y la práctica crecen en adultos y niños.

No obstante el goce que causa a grandes y pequeños, a mujeres y hombres, el fútbol cubano no logra todavía un lugar prestigioso a nivel mundial. Y no se trata de un deporte joven en la Isla.

Muchas pueden ser las respuestas a esa problemática, y entre esas está la carencia de proyectos como Fútbol cuatro tiempos, dedicado a la enseñanza desde las categorías inferiores.

En la mayor de las Antillas el niño comienza con el fútbol siete en espacios extensos, lo que le ofrece pocos toques al balón y el arrastre de deficiencias técnicas y tácticas. Esto se hace más palpable cuando luego se enfrenta a un espacio reducido.

De acuerdo con investigaciones consultadas, tocar más la pelota resulta beneficioso para los jóvenes, pues crece la calidad de esa acción. Los pases, además, desencadenan jugadas ricas y evolucionadas, tanto en los dominios del espacio (amplitud y profundidad) como en la técnica.

No por casualidad Ronaldinho, Robinho y Neymar, grandes regateadores, han valorado su paso por la pista como la base antes de dar el salto al césped.

El desarrollo cognitivo de los niños depende esencialmente de la información que recibe su cuerpo, de sus percepciones y la actividad motora. Entonces, si desde temprana edad se les incentiva este deporte mejorará su aspecto físico y la visión hacia el futuro.

En Cuba no se cuenta con un ámbito de fútbol sala para infantes, de ahí que surgiera este proyecto dirigido a mejorar la percepción cognitiva, emocional y motora de los mismos, entre otras cuestiones. La premisa fundamental es que todos tengan las mismas oportunidades en las actividades que propongamos.

La idea consiste en jugar futsal en cuatro tiempos de 10 minutos cada uno, con la participación de 12 jugadores y dos porteros. Los equipos se inscriben en las categorías de 8-9, 10-12 y 13-15 años.

Entre sus reglas destacan que en el primer tiempo juegan los elencos de 8-9; en el siguiente los de 10-12; en el tercero los de 13-15 y posteriormente se ofrece un descanso de cinco minutos. En el último cuarto salen a la cancha alineaciones formadas por un integrante de cada segmento.

El principal aliado del proyecto es el ámbito extraescolar, por las posibilidades que ofrece para desarrollar la labor social y educativa en la infancia y la juventud. El deporte posee allí los niveles más altos de preferencia.

La práctica deportiva se convierte en instrumento educativo si propone actividades a la medida de los participantes, integrando la diversidad y consolidando hábitos físicos y de salud.

Fútbol cuatro… pretende capturar la atención de los niños para alejarlos de conductas negativas como la drogadicción, la violencia, la delincuencia y la prostitución. Proponemos ocupar sanamente el tiempo libre y disminuir los factores de riesgo.

También aspira consolidar una escuela de sala como base para que los chicos adquieran las habilidades técnico-tácticas del fútbol once. Tampoco falta la pretensión de inculcarles los valores de la disciplina, trabajo en equipo y espíritu de sacrificio, apartándolos de malos hábitos como el sedentarismo, el abuso de las nuevas tecnologías y la mala alimentación.

Aumentar los niveles físicos, técnicos, tácticos y la mentalidad deportiva; impulsar la creatividad en el juego; promover el respeto hacia compañeros, contrarios, entrenadores y árbitros también se consideran principios propios de un proyecto que apuesta por goles desde la base.