La Habana.- COMO hormigas laboriosas andan los miembros del Colegio de Comisarios en una Vuelta o Clásico de Ciclismo. La sexta edición de este último no fue la excepción. Mucho tuvieron que trabajar desde antes de la arrancada de cada etapa y hasta la entrega del boletín con las estadísticas generales diarias.
No resulta tarea fácil seleccionar al más destacado entre un grupo de 21 hombres, encabezados por los comisarios internacionales Luis Ávila (presidente), Rolando Vera y Héctor Fermín Marcos. Disímiles son las funciones que realizan, aunque antes de la partida en Baracoa cada quien tiene su tarea específica.
Según el caso, unos andan en autos y otros en motos. Los internacionales visten camisa azul con el emblema de la Unión Ciclista Internacional (UCI); los nacionales usan pulóveres rojos y chubasqueros azules. Están diseminados en la caravana desde la punta hasta el fin del evento.
Uno cumple como secretario del Colegio, otros atienden el libro de firmas, las metas volantes y la final, los premios de montaña y el cronometraje; la señalización del trazado; la pizarra informativa del "Chismoso"; el control de atletas a la premiación y la prueba antidoping; la organización de la caravana y la llegada, adonde minutos antes arriba el "speaker" y toma el micrófono para relatar qué ha sucedido sobre el asfalto hasta ese momento.
De comisario de ruta anduvo Amaury Peraza sobre una moto, banderas roja y verde en mano, con gafas, casco y el rostro marcado cada vez más por el sol, a medida que se avanzaba hacia La Habana.
Allí, frente a la Polivalente Ramón Fonst, se cumplieron los mil 302,2 kilómetros de travesía, tras 10 jornadas competitivas y recibió la noticia de que había sido designado como el mejor comisario.
«Es un trabajo difícil, pero apasionante. No importan los riesgos, un perro o una persona indisciplinada en la carretera pueden ocasionar un accidente cuando ya se ha cerrado la circulación. A evitar esto ayuda mucho la concentración perenne del motorista», comentó a JIT mientras daba la salida a cada pedalista en la contrarreloj individual en Varadero.
Peraza no es un juez improvisado, se enamoró de este deporte desde niño porque su padre fue corredor. Dice que «solo monté bicicleta, pero nací en 1964, año en que se creó la Vuelta a Cuba, y resido en Madruga, el pueblo del legendario Sergio "Pipián" Martínez, primer campeón del giro. ¡Cómo no gustarme el ciclismo!», manifestó con una sonrisa tímida.
«Me convertí en entrenador de ciclismo y atiendo las categorías 14-16 años y la máster en mi localidad», dijo este hombre que precisamente en Santiago de Cuba cumplió el 10 de marzo los 55 años de edad, de ellos 30 dedicados a la disciplina de las bielas y los pedales.
Relata que pudo probar la sensación especial de las vueltas a Cuba internacionales, cuando en 1989 y 1990 condujo la moto del equipo de Costa Rica.
Después de reanudarse estos giros en el 2000, ya en condición de comisario nacional, participó en las del 2007 y 2008, en esta última nominado también el más destacado.
«He tomado parte en los seis clásicos y ser elegido el más sobresaliente comisario es un gran orgullo, porque todos los del grupo pudieron ser el mejor», expresó con la humildad que le caracteriza.
«En esta versión hubo mucha calidad en los pedalistas y una buena organización, aunque esperamos que para el próximo Clásico se arreglen algunas carreteras. Esta vez hubo menos ponches que en años anteriores. Demuestra que sí se puede limar este detalle, pues dificulta el desempeño del pelotón a su paso por las diferentes provincias», estimó.
Señaló con alegría y optimismo que «hay muchachos muy nuevos, pero que exhiben perspectivas. Tendremos resultados satisfactorios en un futuro muy cercano, una muestra de ello fue el triunfo de un veinteañero, el cienfueguero Frank Sosa».
«Más que ser el mejor, sueño cada año con el retorno de la Vuelta a Cuba. Además de ser un espectáculo deportivo significa mucho para la sociedad. Niños y niñas ven pasar la caravana y se embullan, después la integran como competidores. Eso es bonito y bueno para el deporte en el país», argumentó finalmente.
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