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VIERNES 19
ABRIL, 2024
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La Habana
Año 66 de la Revolución
Juan Ferrer Lahera
El judo, su vida
Entró a un gimnasio para acompañar a amigos del barrio, en la oriental ciudad, a finales de la década del 60, sin pensar que sería una de las figuras más importantes para ese deporte entre las muchas y buenas salidas de aquel territorio.

Por: Roberto Méndez
(robemen@inder.cu)
sábado, 4 de junio de 2011

Trayectoria...
Subcampeón olímpico de Moscú´80, plata en los Juegos Panamericanos de Caracas´83, tres veces dorado en las citas centrocaribeñas de Santo Domingo´74, Medellín´78 y La Habana´82, titular continental en México´80, varias veces medallista en eventos europeos y campeón de Cuba en los 78 kilogramos.
En la actualidad...
Acumula 27 años como entrenador de las selecciones juveniles masculina y femenina.

La Habana (6 abr).- JUEGOS Olímpicos de Moscú 1980. El cubano Juan Ferrer Lahera es derrotado en la final de los 78 kg por el soviético Shota Khabarelli.

La imagen trae frustración a los recuerdos del antillano, pero también hay alegrías más actuales, como la de ver triunfar a sus pupilas juveniles en campeonatos nacionales ante contrarias del equipo élite absoluto.

Son dos épocas distintas para el ex atleta santiaguero, entrenador de la ESPA nacional por 27 años, siempre dedicado a lo que ha sido su vida: el judo.

Entró a un gimnasio para acompañar a amigos del barrio, en la oriental ciudad, a finales de la década del ´60, sin pensar que sería una de las figuras más importantes para ese deporte entre las muchas y buenas salidas de aquel territorio.

Quizás poco publicitado en su función de preparador, no hay dudas de que por sus manos han pasado muchas campeonas, moldeadas primero allí en la cátedra de la escuela Giraldo Córdova Cardín, savia de alimentación para la nómina principal.

En no pocas ocasiones JIT le había encontrado en torneos de casa, y esta vez el diálogo no pudo postergarse más.

¿Por qué ha dicho que le duele la plata de Moscú?

Pude haber ganado. Solo que no vi a mi rival hasta la pelea final. Cada vez que competía, mi entrenador y yo nos íbamos para el cuarto de calentamiento. No lo pudimos estudiar, ver cómo combatía. Creo que no fue una buena estrategia. Hoy en los torneos es distinto, se observa a los contrarios.

Pero al final una plata olímpica es un gran resultado y después de nosotros ningún cubano la ha logrado en el sector masculino.

Saldada esa duda, ¿cómo entraste al judo en tiempos mejores para otros deportes como atletismo, béisbol y boxeo?

Me inicié en este deporte en 1967 en la antigua Casa de los Estudiantes, frente al hotel Casagranda, y después a principios del siguiente año nos trasladamos a la academia Hiroshima, aledaña a la Plaza de Marte.

Entré por embullo, porque a mí fundamentalmente me gustaba el atletismo, el salto y los 100 metros, pero mis compañeros del barrio, en el reparto Flores, estaban en el judo y por ellos cambié.

Mis primeras competencias fueron la de los VII Juegos Escolares Nacionales en 1969. Allí obtuve la medalla de oro y resulté el atleta más destacado. Luego, por repetir en 1970, fui captado para la ESPA nacional.

Y a partir de entonces llegaron otras muchas medallas en esa época dorada.

En 1971 entré a la selección de mayores hasta que en 1984 me retiré. En esos años fui el primero en ganar en 70 kg en los Juegos Centroamericanos, en República Dominicana 1974, luego en los siguientes, Colombia 1978 y La Habana 1982, pero en los 78 kg. A nivel del continente quedé tercero en los Juegos Panamericanos de San Juan´79 y segundo en los de Caracas´83.

Fue una época donde competíamos mucho en torneos en Europa y allí conseguí varias medallas. En Cuba cada año ganaba en los nacionales.

Eran momentos de mucha efervescencia del judo y fuimos escalando planos, como todo el deporte cubano, cada vez a mayor nivel, que se mantuvieron luego.

El judo necesita preparación, concentración, fogueo...

Todo eso, más ahora con su vuelta a las raíces creadoras. En años anteriores si no había judoguis, hacías física. Ya eso no te vale.

Es un deporte que al igual que otros de combate puede concluir con una proyección a segundos del final, incluso en un contraataque. En esos instantes finales una mala táctica o la desconcentración pueden hacer que pierdas cuando vas delante.

Los topes son imprescindibles, desde los niños hasta los mayores. Te dan evaluación, nivel y pruebas.

Para ustedes, que sufren eso, ¿cuáles son las causas de un bajón en el judo nacional?

El campeonismo y la lucha de las provincias por puntear. Eso llevó a que no se enseñara la técnica, solo agarrones de piernas y lucha. Ahora que no se pueden hacer hemos retrocedido. Siempre aprendimos las bases elementales del judo con buenos especialistas que abundaron en los años ´70.

Se debe volver a ese nivel, con una mayor capacitación, inculcar la enseñanza de la verdadera esencia de su práctica y buscar el talento desde la masividad, que también ha decaído en los últimos años por el deterioro de las áreas y la falta de judoguis.

Por ejemplo, en Holguín en los Juegos Escolares del año pasado, si se marcaron 10 Ippones fue mucho. Eso te da una medida. Cuando llegan a la ESPA, donde se supone hagan perfeccionamiento, tenemos que rectificarles técnicas básicas.

Llega como entrenador con el juvenil masculino en el mismo año del retiro y en el ´96 comenzaste con el femenino. ¿Tantos años y sigues disfrutando en esa labor?

Con los hombres fue algo conocido, con las mujeres muy distinto, por demás tan jóvenes. Lo asumí ya cuando habíamos dado grandes pasos en Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales. Ha sido una labor difícil y recompensada, con condiciones y sin ellas, pero siempre dando todo por el judo en el que llevo 43 años de mis casi 56 de vida.

Por la calle me preguntan por qué no estoy en el equipo nacional y les digo que no me preocupa, aunque llevamos muchos años con los juveniles, siempre con resultados, y lógicamente esperábamos una promoción.

Los derroteros te hicieron habanero y tu hija derivó a la música.

Llegué a La Habana en 1970 con 15 años y nunca más viví en Santiago de Cuba. Mi hija Ariadna Luisa tiene 29 años y no quiso ser judoca, solo subía conmigo a los tatamis en la escuela. Fue pianista, violinista, pero nada de este deporte, al que ahora está más unida por ser la novia de Oscar Cárdenas (ex miembro del equipo nacional masculino en los 81 kg).

¿Crees en un mejor futuro para el judo cubano?

Si todos los que lo amamos, dirigen o trabajan en él nos sentamos para trazar estrategias, creo que sí. Espero que suba con mejores captaciones y enseñanza.

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