SU PASO por el taekwondo, arte marcial de origen coreano, dejó huellas que la hacen excepcional.
Se llama Nidia Muñoz Alemán y celebró 15 peleas en certámenes internacionales, de las cuales ganó nueve en igual cantidad de torneos y en las divisiones de 53, 57, 62 y 67 kilogramos.
Oriunda de Santiago de Cuba, hizo gala de una depurada técnica que junto al estudio de las contrarias le permitió brillar en una época en que su deporte ganaba la mayoría de edad en Cuba con títulos olímpicos y mundiales.
¿Dónde y cómo se inició en el taekwondo?
A los nueve años de edad ya hacía pininos en la escuela base de taekwondo que funcionaba en la Facultad de Ciencias Médicas Enrique Cabrera. Allí mismo, ahora, enseño junto a un colectivo de entrenadores en lo que denominamos la sede de los Escorpiones Blancos de Boyeros.
Mi mamá me inscribió junto a mi hermano para que estuviéramos ocupados haciendo deporte hasta que ella regresara del trabajo, que le quedaba lejos, en La Habana Vieja, y siempre llegaba muy tarde.
Me gustó mucho. Era intranquila y los profesores decían que tenía habilidades, lo que confirmé cuando comencé a ganar copas, campeonatos provinciales y juegos nacionales pioneriles. Por eso fui captada para la Eide Mártires de Barbados.
¿Recuerda el torneo que la enamoró definitivamente?
Mis primeros juegos nacionales pioneriles. Fue en Villa Clara y gané la medalla de oro. Una experiencia muy linda y divertida que nunca olvidaré. A partir de ahí comenzaron los sueños de ser campeona.
Además de la técnica… ¿En qué más se apoyaba durante los combates?
En la táctica. Pensaba y analizaba todo lo relacionado con el combate. La inteligencia en nuestro deporte es muy importante. Estudiaba al detalle a cada contraria. En eso los entrenadores eran vitales. Me dio muchas victorias.
¿Qué sabor le dejó su participación olímpica en Londres 2012?
No dejó el sabor que deseaba. Llegar a unos juegos olímpicos constituye el sueño de todo atleta y me quedé con ganas. Tenía para más, pero desear no basta. Me faltó madurez sicológica y mejor preparación.
¿Cuál fue su mejor competencia?
Más de una. El torneo preolímpico de Querétaro 2011, en México, fue muy bueno porque obtuve el primer lugar. En 2012 vino el campeonato mundial universitario en Corea del Sur, donde conseguí bronce. En el país azteca estaba lo mejor de América, y en Corea varias atletas que después serían campeonas olímpicas y mundiales.
¿Principales rivales en Cuba y en lides internacionales?
Aquí, en la división de 57 kilogramos, señalo a Yaimara Rosario. Tenía experiencia internacional y me enseñó muchísimo, le agradezco. En los 62 kg, Daima Villalón, muy completa. A nivel mundial destaco a Pei-Hua Tseng, de Taipéi de China, una gran adversaria por sus reflejos y la técnica.
¿Cómo se convierte en entrenadora?
Al terminar en la selección nacional me titulé como Licenciada en Cultura Física y Deportes. Fui a la Eide Mártires de Barbados a prepararme como entrenadora. Me acogió el profesor Alexis Roberto Díaz Catalá, mi preparador en el último año de estudio allí y con quien promoví al equipo juvenil. También estaba Argelio Montalvo Triana.
Ambos me transmitieron sus conocimientos metodológicos y pedagógicos. Les estoy muy agradecida. Trabajar en la Eide fue hermoso y fructífero. Fueron los primeros pasos como entrenadora, una excelente práctica. Aprendí mucho y lo sumé a la experiencia como atleta. Eso me dio buenos resultados.
¿Qué representan los Escorpiones Blancos de Boyeros?
Una creación, un fruto, el nacimiento de un “bebé”, uno de mis sueños cumplidos. Retomar el taekwondo en nuestro municipio y formar una familia de campeones está siendo una gran experiencia.
Retorné a enseñar en el sitio de donde salí para representar a Cuba en competencias internacionales. Ahora, algunos de mis alumnos han ganado títulos en eventos mundiales de poomsae.
Ocho años en la selección nacional…
Tuve muy buenos entrenadores. En el equipo juvenil a Amaranto Delisle y en el de mayores a Ramón Arias. Me “redondearon” como atleta de alto rendimiento. Realmente fue un privilegio tener a tan dedicados maestros.
¿Sirve lo aprendido entonces para el trabajo de hoy?
Mucho. Aunque en mis años como atleta casi todo estaba dirigido al combate o kyorugui, aplico mucho de aquello en los entrenamientos del poomsae. Los alumnos pertenecen a una categoría en que lo prioritario es la técnica.
¿Por qué centra sus esfuerzos en formar poomseístas?
Me gusta trabajar con niños y adolescentes, aunque también entreno a personas mayores. Los pequeños son entusiastas y aprenden rápido. Me satisface formarlos desde pequeños y no solo como buenos taekwondocas, sino también para que sean personas de bien.
¿Le gustaría entrenar en la selección cubana de poomsae?
Por supuesto. Pero le recuerdo que aunque me dedique al poomsae lo que más disfruto es el combate. A eso entregué mi vida como atleta activa.
Algo más que formar “escorpiones blancos”…
Soy miembro del grupo Talentos Deportivos por el Mundo (TDPM), liderado por el maestro mexicano José Adrián Castelán Romero, que tiene filiales en naciones de América y Asia.
La Federación Cubana de Taekwondo tiene un convenio con TDPM que da frutos para entrenar a jóvenes de otras naciones y hacer bases de entrenamiento, entre otras posibilidades.
¿Cómo ve el taekwondo actual?
Con gran desarrollo aquí y en otros países. Se aplica bastante ciencia, crece en practicantes y torneos y se ha hecho más espectacular. Siempre estaré lista para este deporte. Fue, es y será mi vida.
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