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JUEVES 28
MARZO, 2024
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La Habana
Año 66 de la Revolución
Vilma Álvarez Góngora
El Cañón de Mabay...

«Sueño que juego… Hace poco estaba metida en un partido internacional con Luisa Medina como receptora y Mirja Naranjo lanzando...», afirma.


Por: Tony Díaz Susavila
(antonio.diaz@inder.gob.cu)
viernes, 18 de diciembre de 2020

Trayectoria...

Presente con el equipo Cuba en 22 certámenes internacionales. Dorada en 1996 en el Campeonato Centroamericano de Cartagena de Indias, Colombia; en 1998 en los XVIII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Maracaibo, Venezuela; y en 1999 en el Campeonato Preolímpico de Venezuela.

Varias veces integró equipos todos estrellas.

En la actualidad...

Metodóloga de atención a Glorias Deportivas.


Bayamo.- A SU HERMANO Luis debe Vilma Álvarez Góngora su exitosa carrera como softbolista. Con solo 15 años de edad la inscribió en un equipo del barrio Bejuquero, ubicado a pocos kilómetros de la bella ciudad de Bayamo, capital de la provincia de Granma.

«Yo era terrible, jugaba con los varones. Vivíamos frente a un campo de caña y cuando lo limpiaban armábamos allí los pitenes. Me usaban para batear porque era pésima al guante. Corriendo no era tan mala», dice esta típica mujer de campo, nacida hace medio siglo. 

Sonriente, rememora para JIT su triunfante vida deportiva.

¿Cómo inició en el softbol?

Primero jugué en un equipo familiar, pero mi mamá decía que aquello era para varones y no quería. Después la convencimos, mi hermano me ayudó mucho. Poco tiempo después representé a Granma como cátcher, pero era “agria” al guante. En segunda categoría actué como primera base y jardinera. Usé el número uno en el uniforme cuando me desempeñé con Granma, y el 20 en la selección nacional.

¿Cómo fue su desempeño en los campeonatos nacionales?

Ganamos siete veces en 21 ediciones. Creo que somos las máximas ganadoras. Siempre asumí el tercero, cuarto o quinto turno en el line up. Guardo gratos recuerdos de esos torneos, pues te das a conocer en tu terruño. En Manzanillo, donde teníamos la base de entrenamiento, muchas personas me saludan como si fuera su hermana.

Es lindo que te reconozcan pasados los años. Mi retiro en el Estadio Mártires de Barbados fue lo más bello que me pudo pasar. Esa noche de 2010 jugaron Sancti Spíritus y Granma en la 54 Serie Nacional de Béisbol. ¡Qué noche más hermosa! Inolvidable.

¿Qué posición prefiere?

Los jardines, especialmente el derecho, porque tenía buen brazo y sacaba out en primera base con facilidad, sobre todo después que aprendí a barrer las conexiones.

Jugué en todos los jardines y la inicial no me disgustaba, aunque ahí no puedes ni pestañear. Debes estar atenta, especialmente cuando hay corredora en base. Resulta estresante, según el marcador, pero para eso entrenamos.

¿Cuál torneo internacional disfrutó más?

Los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, aunque a poco de partir cambiaron a cinco muchachas del equipo. Finalizamos en séptimo lugar entre ocho participantes. Perdimos casi todos los partidos por una o dos carreras de diferencia. Sin embargo, están en mi mente como si ocurrieran ahora mismo. Los juegos olímpicos son lo máximo.

¿Con cuál de sus directores de equipo se queda?

Con Indalecio Alejandrez Mesa. Todavía nos llaman las muchachitas del “ejército” de Alejandrez, porque nos tenía “militarizadas”. Era exigente y nos formó. Gracias a él logramos varios campeonatos en Cuba y el extranjero.

En los alojamientos revisaba la limpieza, la organización, la belleza. Decía que éramos mujeres-atletas e inspirábamos lo hermoso. Nos llevaba recio, pero sacaba lo mejor de nosotras.

Tuve otros buenos profesores, como Luis Suárez, quien nos dirigió en dos ocasiones. No menciono a los demás, pero los quiero igualmente. Pusieron su granito durante mis 17 años en el equipo Cuba.

¿En cuántos eventos representaste al país?

En 22 si no me falla la memoria. Se siente un gran orgullo cuando sales al terreno con tu bandera, cuando te presentan y escuchas el himno nacional, cuando ganas un torneo y subes al podio. Eso marca.

Debuté en los Juegos Panamericanos de La Habana 1991. Allí gané la primera de las cinco medallas de bronce de mi carrera, con igual número de plata y ocho de oro.

Salimos campeonas en la lid centroamericana de 1996, en Cartagena de Indias, Colombia; en 1998 en los XVIII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Maracaibo, Venezuela; y en 1999 en el campeonato preolímpico de Venezuela. Vencimos a las locales para ir a Sídney.

También ganamos el campeonato centroamericano de Maracay en 2001; y la copa intercontinental de Italia en 2002. Ese año se celebró la I Olimpiada del Deporte Cubano y fuimos las mejores, algo que repetimos en la segunda y tercera ediciones.

Jugadora más valiosa en varias oportunidades…

Sí, pero no llevo esas estadísticas. También integré varios equipos todos estrellas y fui líder en bateo, jits, dobles y triples. No daba muchos jonrones, a pesar de ocupar el tercer o cuarto turno al bate en el team Cuba.

¿Por qué le llaman el Cañón de Mabay?

Eso me lo puso un periodista de Granma llamado Oscar Sánchez. Decía que cuando venía batear era al seguro. Me encantaba tener corredoras en base. Me creí aquello. Cada salía al cajón les decía a mis compañeras: voy a mí, voy con jit, y muchas veces cumplí. Terminé con un promedio ofensivo superior a los 300.

Hacia una lomita para afincar el pie y prefería conectar del centro hacia el jardín izquierdo. Siempre buscaba el jit.

¿Qué amigas le quedan del equipo Cuba?

Todas, aunque la mayor afinidad es con Niolis Ramos, de Guantánamo. Esa es mi hermana. Nos llamamos y vemos a cada rato.

¿Familia deportiva?

Mi esposo Pedro Montero Reyes, fallecido en 2016, fue boxeador. Mi hija Vilmaris practicó clavado, pero lo dejó en ese momento tan triste. Debía irse a Matanzas para una especie de Escuela Nacional de Clavados, pero le hizo rechazo al deporte. Hoy cursa el décimo grado y quiere estudiar turismo o medicina.

¿Le gustaría dirigir un elenco?

Sí, pero no podría. Soy demasiado exigente. Me quitarían a la semana.

¿Como ve el softbol cubano?

Le falta calidad.

¿Lo extrañas?

Sueño que juego… Hace poco estaba metida en un partido internacional con Luisa Medina como receptora y Mirja Naranjo lanzando. Desde primera base les pedía que cerraran a la bateadora en turno. El softbol es uno de mis grandes amores.

¿Qué hace hoy?

Trabajo en el Combinado Deportivo Jesús Menéndez, más conocido como El beisbolito. Soy metodóloga de atención a atletas. También ayudo enseñando los secretos para ser un buen bateador, fundamentalmente en el softbol, que me lo ha dado todo.

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