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VIERNES 26
ABRIL, 2024
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La Habana
Año 66 de la Revolución
Emperatriz Wilson Traba
«La única en el deporte y para el deporte»

Su plusmarca de la Isla va acompañada de un curioso recuerdo y su única añoranza es no haber asistido a unos Juegos Olímpicos.


Por: Eyleen Ríos López
(eyleen.rios@inder.gob.cu)
martes, 27 de noviembre de 2018

Trayectoria...

Recordista nacional de la maratón. Premiada en 30 de las 46 carrerras de 42 kilómetros y 195 metros que completó en su vida.

En la actualidad...

Entrenadora desde hace 16 años en el Combinado Deportivo Fe del Valle, de La Habana del Este.


CUENTA que desde niña hacía cada encomienda corriendo. No podía caminar tranquila… para ella correr era algo innato y quizás por eso ahora, luego de tanto tiempo, dice que disfruta y seguirá disfrutando siempre la maratón.

Cubrir 42 kilómetros y 195 metros es desde cualquier punto de vista un esfuerzo extraordinario, aunque para Emperatriz Wilson Traba –según confiesa- nada más lejos de la realidad. La actual recordista nacional de la distancia (2:36.35 horas) asegura que devoraba cada centímetro con la mente puesta en llegar a la meta y puede que haya sido por eso que lo sentía menos.

Nacida en Guantánamo hace 52 años, pero con apenas nueve trasladada al reparto capitalino de Alamar, Emperatriz le hizo honor a su nombre en las calles cubanas y de varias ciudades del mundo.

Guarda premios de 30 de las 46 carreras que completó en su vida. En 36 ocasiones hizo en menos de tres horas el agotador recorrido y 16 veces bajó de las 2 horas y 50 minutos. Su plusmarca de la Isla va acompañada de un curioso recuerdo y su única añoranza es no haber asistido a unos Juegos Olímpicos.

Bailadora por excelencia y enamorada del emblemático Marabana con el que creció como atleta, segura de que la voluntad es la mejor cualidad para un corredor de largo aliento, Emperatriz es sobre todo una cubana que elegiría una y otra vez el atletismo.

Hasta el combinado Fe del Valle, en La Habana del Este, donde se formó como deportista y disfruta ser entrenadora desde hace 16 años, llegó JIT para conocer un poco más de su historia.

¿A quién le debes tu llegada al atletismo?

Al profesor Miguel Álvarez, fue él quien me inculcó que podía ser una buena corredora. Nunca podré dejarlo fuera cuando hablo de mis inicios. Y también, la verdad, a mis deseos de imitar a Aurelia “Yeya” Pentón, esa señora es mi ídolo. La veía cuando corría y le decía a mi madre «yo quiero ser como ella».

Pero al principio fueron carreras más cortas, 400, 800… ¿Cuándo haces la primera “larga”?

Lo primero largo fue una carrera de 15 kilómetros y me llamaron al equipo nacional y comienzo a entrenar con Nelson García. Fui desplazando a Nery MacKeen, a Eloina Echevarría… a todas las establecidas en esos momentos.

En el 86, antes de los Panamericanos de Indianápolis, intenté los 30 kilómetros y no lo logré. La primera que conseguí fue precisamente el 25 de enero de 1987 –día de mi cumpleaños- desde el hotel Tritón al Capitolio, 21 kilómetros, e hice récord nacional.

¿Qué se necesita para ser maratonista?

Voluntad, mucha voluntad. Si no tienes eso no logras nada. Yo trabajaba siempre con los hombres, esos eran los que me exigían más, tenía que esforzarme mucho y les agradezco todo lo que logré. Alberto Cuba, Radamés González, Andrés Chávez… ese era un “piquete” con el que yo entrenaba.

¿Competías mucho en una misma temporada?

En un año llegué a correr hasta cuatro veces una maratón. El descanso debe ser nunca menos de tres meses para recuperarte totalmente, pero a mi me sucedía distinto… yo corría mucho, aunque en los entrenamientos nunca pasé de 35 kilómetros, nunca hice más que eso.

En Caracas en 1992 marcas el todavía récord nacional, ¿cómo lo recuerdas?

Recuerdo un perro dóberman que me hizo correr más… (risas) Ese día se me “pegó” a correr un muchacho y le dije «no me des conversación que tu compañera no me va a ganar…» pero pasamos por un punto en el que estaba su esposa con el perro, de los carmelitas que son los más malos… y veo que se desprende a correr y yo pensaba que iba para arriba de mi… hice el récord nacional… horas después cuando el muchacho ya pasó la meta vino a saludarme y decirme que el perro no iba para arriba de mi, que iba a saludarlo a él… pero que va en ese momento yo no lo pensé…

Ahora que me cuentas de esa conversación, es obligado una pregunta: ¿Se habla durante la carrera?

Siempre se conversa un poco… muy poco para no cansarte, pero eso te ayuda a relajarte, a motivarte, e incluso te ayuda a tener un buen resultado porque muchas veces escuchas a otros que te gritan desde fuera si vas bien, si adelantada, o si tenía que apurar el paso… aprendes a guiarte por lo que te dicen.

¿Entonces solitaria o no la carrera de maratón?

Es muy solitaria, eres tu propia rival, incluso en muchos tramos tienes que correr sola y cuando te ves así te preguntas “qué hago ahora” y a eso tienes que sobreponerte y seguir para adelante. Siempre mente positiva es la solución.

¿Cuál es el peor tramo?

Lo peor es cuando llegas al kilómetro 40-41, tienes que planificarte para llegar bien a ese momento. Si llegas al 35 mal no logras cubrir los últimos siete kilómetros porque tiendes a pararte, a pensar en que no lo vas a lograr y no llegas…

¿Te pasó alguna vez, te detuviste sin terminar?

Lo único que se piensa es en terminar… y no… nunca me paré, no me pasó nada, ni me dieron nunca grandes fatigas. Soy muy fuerte y tampoco me lesioné mucho, creo que por eso me pusieron “la morena de hierro”.

¿Qué sentías cuando corrías?

Que era la vida misma. Correr era lo mejor del mundo, yo prefería siempre competir más que entrenar. Prepararse para una maratón es difícil, hacer la carrera completa es lo máximo. Cuando pasas la meta sientes una alegría inmensa.

¿Y el día antes?

Todo atleta siente nerviosismo, el que te diga que no, es mentira. Tienes muchas expectativas, estas nervioso por lo que quieres lograr, por lo que te has propuesto, piensas en los rivales… pero sobre todo me repetía que tenía que correr bien, escuchar a mi entrenador y seguir el plan.

Corriste en Nueva York, Berlín, en Ciudad de México… en muchas de las grandes maratones del mundo, pero ¿qué te faltó?

Me faltó una Olimpiada. Había clasificado para Barcelona 1992, pero el Comandante en Jefe me llamó un día y me pidió que yo era la persona para ir a la de Nueva York… y eso me iba a impedir ir a los Juegos Olímpicos… le respondí “no se preocupe yo voy a donde más falta haga”… y por eso no cumplí el anhelo de todo atleta.

¿Algún recuerdo especial de esas grandes carreras?

El maratón de Berlín 1993 hubo una multitud de personas increíble, yo iba por el kilómetro 21 y todavía salían gente por la meta… nunca pensé ver una multitud de esa manera…

¿Qué significa Marabana para ti?

Marabana es lo máximo, con ese evento me inicié y ahora como árbitro también trabajo en él. Y sueño con que un día surja en ese evento una mujer que rompa mi récord nacional.

¿Cómo es Emperatriz más allá de los kilómetros y las carreras?

Fuera del deporte soy original, yo no cambió con nadie ni por nadie, soy la misma Emperatriz de siempre… la única en Cuba y el mundo… en el deporte y para el deporte.

 

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