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VIERNES 19
ABRIL, 2024
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La Habana
Año 66 de la Revolución
Yoanka González Pérez
La eterna nostalgia por el ciclismo

Primera ciclista cubana en subir al podio en olimpiadas y copas del mundo, las dos competencias del más alto nivel.


Por: Lisset Isabel Ricardo
(lisset.ricardo@inder.gob.cu)
domingo, 21 de mayo de 2017

Trayectoria...

Plata en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Oro y bronce mundiales en Melbourne 2004 en Scratch y Stuttgart 2003 en la prueba de carrera por puntos, respectivamente. Dueña de siete medallas en Juegos Panamericanos (2-3-2) y Centroamericanos y del Caribe (3-2-2).

En la actualidad...

Técnico medio en Educación Física.


La Habana.- CON SU plata olímpica en los Juegos de Beijing 2008 y el bronce mundial en la justa de Stuttgart 2003, en la carrera por puntos, se convirtió en la primera ciclista cubana capaz de subir al podio en las dos competencias de más alto nivel.

Pero su palmarés no solo refleja esas hazañas: Yoanka González Pérez se convirtió en campeona universal del scratch en Melbourne 2004, año en que acabó décima en el evento por puntos de la cita estival de Atenas.

La niña que nació en Maguaraya Arriba, Cifuentes, abultó su historial con siete preseas en Juegos Panamericanos (2-3-2) y Centrocaribes (3-2-2), entre otros eventos a lo largo de una vida deportiva que la ubicó entre las grandes del pedal.

Ganó preseas en velocidad, persecución individual y por equipos, carreras de grupo en la pista e igual fue una temible rutera. Por todo su histórico desempeño, Yoanka fue homenajeada el 22 de febrero en Santa Clara en acto de retiro oficial.

¿Qué opinas de este momento?

Lindo y emotivo, me gustó fuera en mi provincia, donde siempre me han acogido con respeto y admiración. Allí me apoyan y la gente me quiere.

Naciste en un hospital en Santa Clara, pero te “criaste” en medio del monte…

A unos 27 kilómetros de la capital villaclareña, y nunca olvido volver para estar con mi madre Lucía, la abuela Valentina, mi único hermano, Asiel, y la gente del poblado. No importa andar por terraplenes y entre cañaverales.

¿Desde cuándo no perteneces a la selección nacional?

A mí regreso de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, el 21 de julio, precisamente el día que mi hija cumplía tres añitos. Lo supe antes de que oficialmente me reuniera con la comisión nacional. Pedí una oportunidad, al menos un año más, me sentía en condiciones de seguir y no aceptaron. Me dolió, pienso que fue injusto.

¿Por qué?

Era ejemplo en el entrenamiento, ayudaba a mis compañeras, las aconsejaba, si había que rodar 100 km cumplía con ánimo, siempre sincera, y defendía mi criterio y al equipo. No era de las primeras, pero tampoco de las últimas a pesar del dengue y la preocupación por una niña pequeña.

De otras carreras en ese 2015… ¿Algo en especial?

Con la propia Marlies, en el Panamericano de Ruta en México, contribuí a su victoria al neutralizar casi todo intento de fuga. En la última vuelta al circuito pedaleaba atrás, hablamos, y detrás de mi rueda la “llevé” hasta las pedalistas de Estados Unidos. Ya me ardían las piernas, pero Marlies ganó el sprint. Fui feliz, cumplí con el trabajo de equipo y mostré rendimiento.

¿Le das valor a la labor colectiva?

Primordial, siempre traté de cooperar en eso, en la unión está la fuerza y cuando hay que ayudar a una corredora se debe cumplir y respetar al entrenador. Lo que vale es ganar, sin importar quién. En eso debemos aprender más.

¿Te gustó siempre el ciclismo?

Nunca pensé practicarlo, era algo remoto en mi niñez y no conocía mucho, no teníamos televisor. Montaba las bicicletas de vecinos y familiares, ninguna acorde a mi tamaño. Después, becada en Cifuentes, donde hice quinto y sexto grados, estaba en atletismo. Un entrenador me propuso cambiar y me embullé, creía que era un juego.

En cambio, llegaste a subcampeona olímpica.

Y perdí el oro por indecisión propia: se escapó la que a la postre ganó, la holandesa Marianne Vos, y no reaccioné. Nadie salía a buscarla y nos sacó una vuelta. Otras veces lo hacía, me desgastaba y nadie después trabajaba. En Beijing estaba desorientada, pero seguí en el pelotón sumando puntos en los sprints y aseguré plata. Aún me duele, pues pude ser la campeona.

¿Qué pasó en los Panamericanos de Winnipeg 1999?

No supe “tirar” la bicicleta. Sorprendí a la estadounidense Karen Dunn al lanzarme al sprint en la ruta, pero ella reaccionó y me alcanzó. Hizo lo que yo no supe, sobre la raya “tiró” la suya. No obstante, esa plata la siento como oro.

¿Te gusta Cojímar?

Escogí el lugar por la comodidad de estar cerca del velódromo, pero además es tranquilo, tiene cerca el mar y conozco mucha gente. La prioridad es mi hija y terminar mi casa.

¿El desentrenamiento?

Desde el 2015 estoy haciendo algo. A veces me siento con falta de aire y pedaleo no solo por necesidad física, sino por disfrute, es algo que llevo dentro como medicina. Extraño al equipo.

Yaineh te llena ese vacío….

Ella es mi razón de vivir, mi alegría, con su corta edad entiende muchas cosas, es inteligente, ve a mis compañeras y me dice «mamá, como tú montabas bicicleta». Me aleja de los momentos tristes, paseamos por el parque y la playa, somos felices. Le gustan los animales y las plantas, como a mí.

¿Qué opinas sobre las contrataciones?

Me alegra por Marlies Mejías, Iraida García y Arlenis Sierra, se han ganado que les abrieran esas puertas. Deben aprovechar ese fogueo y el tiempo, y poner su empeño para grandes resultados.

¿Tenías cualidades para competencias por etapas?

No tuve casi oportunidad. Fui a una en Francia cuando era muy joven. Gané una vez la de Guadalupe. Escalaba bien, “caminaba” duro en la contrarreloj y era buena en el sprint, lo demostré en las pruebas de ruta de un solo día. 

A pesar de tu excelente palmarés mantienes tu sencillez…

Es más bonito, por muy importante que sean tus éxitos. Esa cualidad hace que la gente te admire y quiera más, y te hace mejor persona.

¿Qué quisieras hacer en el futuro?

Enseñar a los niños y no solo ciclismo, también todo lo que aprendí como técnico medio en educación física. Además les trasmitiría amar a la naturaleza. Hago trabajos manuales con plantas, lo cual disfruto mucho.

¿Mantienes relación con tus compañeras de equipo?

Por supuesto, las amo a todas y siempre las voy a tener en mi corazón.

¿A quién agradeces los lauros que atesoras?

A la Revolución, a la obra encabezada por Fidel y que continúa Raúl. Nací en medio del monte y en una familia pobre. Sin el triunfo del primero de enero de 1959 no tuviera podios olímpicos, mundiales, panamericanos. Nadie supiera de mí y mucho menos conociera el mundo. Le agradeceré eternamente.

Un mensaje a los más jóvenes…

Si practican deportes que lo hagan con amor y disfrute; que lo sientan, se entreguen, y no por imposición ya que serán infelices. Se limitarán de paseos, discotecas, playas, tendrán que sacrificarse y ser disciplinados para alcanzar las victorias; pero nada grande y verdadero se obtiene fácil.

 

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