SU PRIMER entrenador fue el único que confió en su futura calidad en el poblado de Pedro Betancourt, en la provincia de Matanzas, y cuando llegó a la ESPA nacional tampoco le auguraron mucho tiempo a ese nivel.
Debió ganarse su posición natural de defensa organizadora hasta que dos años de destaque la llevaron al equipo élite, que le vio convertirse en una de las mejores jugadoras del baloncesto cubano de todos los tiempos.
Participante en logros relevantes como la conquista de bronce en el Campeonato Mundial de Malasia 1990, donde fue elegida miembro del equipo Todos Estrellas, y el cuarto lugar en los Juegos Olímpicos de Barcelona´92, se alzó como exponente de lujo de una generación dorada.
Regla Hernández Buides se retiró joven y con posibilidades, regresó al deporte un tiempo después y actualmente mantiene su entrega desde las aulas de la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo y en la directiva de la Comisión de Atención a Atletas.
Recién disfrutó el nuevo triunfo de sus compatriotas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz y se dispuso a dialogar con JIT, una misión difícil para el entrevistador, que la sabe compañera de profesión.
¿Cómo llegaste al deporte?
Iba a observar a mis hermanas Lidia y Leticia en el área del antiguo club Tarafa y me gustaba. Luego hicieron las captaciones cuando estaba en tercer grado y comencé en voleibol, pero ya me había decidido por el baloncesto porque era más dinámico. Mi inicio fue en 1976 y dos años después pasé a la EIDE provincial, que estaba en la zona de Kawama en Varadero.
Ya en 1980, después de los Juegos Escolares, hicieron las pruebas para el plan especial de la ESPA nacional con alrededor de 200 muchachas. Incluso me sacaron de la fila porque mi físico no convencía mucho, pero el entrenador Jacinto insistió porque tenía el mejor despegue en el salto.
Yo era muy delgada y bajita, y así entré en el equipo D según la evaluación que realizaron, pero en dos años avancé hasta el A. En 1982 me pasan al equipo nacional juvenil que dirigía Rigoberto Chávez, quien me apartó de nuevo y dijo delante del grupo que estaba allí gracias a los entrenadores Roberto Santiesteban y Roberto Delgado, pero que él consideraba que no cumplía los requisitos.
Sin embargo, pensé en ganar ese reto y en los Juegos Juveniles de la Amistad de 1983 pude convencer gracias a mis resultados y la agresividad demostrada.
Lo que además fue antesala rumbo al equipo grande...
En ese mismo año al realizarse en La Habana un preolímpico topamos con la preselección de mayores y luego de vernos el “Gallego” (Manuel Pérez) dijo que María Elena León y yo pasaríamos con ellos al culminar ese torneo.
Un buen día me comentó que iba a entrenar como delantera y pensé “Ahora sí quieren salir de mí”, porque me había ganado el puesto como número uno junto con Dalia Henry y alternábamos, incluso ya había ido al Centrobásquet.
En ese tiempo las titulares eran Odalis Cala y Zenaida McCarthy, con mucha más experiencia y fortaleza, pero como ya dije me gustaban los desafíos y entonces tuve que ganar en masa muscular para pelear en esa posición.
En 1986 vamos a una gira por Europa como parte de la preparación para el mundial de ese año y en el primer torneo Odalis se lesiona y en el siguiente entro de cambio por Zenaida. En el otro abrí como regular y a partir de ahí me lo gané.
¿Entonces tuvo razón otro técnico?
Efectivamente, esa visión y mi voluntad pudieron hacer realidad el cambio. Estuve en los mundiales de 1986, 1990 y 1994, los Juegos Panamericanos de Indianapolis´87 y La Habana´91, porque para los de Mar del Plata´95 no hubo quórum, y los centroamericanos de Santiago de los Caballeros´86 y México´90, además de otros muchos torneos en una época muy buena del baloncesto cubano.
¿Por qué te retiras?
Ya me lesionaba frecuentemente porque no me concentraba bien. Era 1996 y no tenía la misma motivación, pues había cambiado la dirección del equipo y para ser franca no me gustaba. Y cuando no te sientes bien en un lugar debes irte. Además me quería dedicar a mi vida familiar. Por eso no fui a los Juegos Olímpicos de Atlanta de ese año.
Y te desvinculaste del deporte...
Sí, me casé, tuve a mi niña y estuve alejada hasta el 2003, cuando llegó “Pepito” (José Ramírez) al equipo y me invitó a irme con él como asistente para el Cerro Pelado. Después estuve un tiempo en la comisión nacional y volví a esa escuela para trabajar en Relaciones Internacionales, aunque también vinculada al baloncesto, según los intereses de los directivos de la preselección.
¿Qué te llevó al periodismo?
Siempre me había gustado, incluso había colaborado con Tribuna de La Habana con Víctor Joaquín Ortega, quien me ayudó mucho. Hice un diplomado de reorientación profesional durante dos años en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí y después estuve en Radio Reloj, porque me agradaba esa dinámica de la emisora, con 24 horas, muchos turnos..., aunque ello no me impedía seguir en actividades del baloncesto.
En una reunión de las glorias con la presencia de Miguel Díaz-Canel y la presidencia del INDER me propusieron volver al organismo, y como siempre ha sido lo mío me decidí, a pesar de no entender que atletas como nosotras no podemos estar en la dirección de los equipos nacionales, aportar de nuevo desde las aulas de la universidad.
¿Cuál crees sea el secreto para volver a planos estelares?
Tener profesores bien preparados, capaces de enseñar en las áreas y escuelas, identificar el talento de los muchachos para que después se sigan “puliendo” en los distintos niveles, pero la base es muy importante.
Así lo demuestra el ejemplo de Pinar del Río en el femenino, principalmente por labores destacadas en la base, como la de Odalis en la EIDE, que es un eslabón decisivo.
Ya en el caso del equipo nacional pienso que van avanzando y solo les falta un mayor fogueo. Nosotros antes nos íbamos meses para Europa porque allí era donde estaba el nivel. Tenemos que formarlos aquí como nosotros pero necesitan jugar con mayor categoría, que ahora también ha crecido en el continente al sumarse Brasil, Canadá y Argentina.
¿Tu equipo preferido para salir a la cancha?
Con Marlene Villaurrutia como número 1, Beatriz Perdomo de 2, Bárbara Bécquer de 4 y Leonor Borrell de 5.
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