DESPEDIRSE oficialmente del deporte activo en el Grand Prix recién organizado en el coliseo de la Ciudad Deportiva fue una satisfacción única para quien sigue siendo el judoca cubano más laureado a niveles olímpico y mundial.
Genuino exponente del sistema deportivo desde su llegada al área de su natal Amancio Rodríguez, en la provincia Las Tunas, alcanzó una maestría exhibida por pocos en este arte marcial japonés pese a incursionar en un peso muy difícil, siempre de los más poblados en cada competencia.
Sus espectaculares proyecciones con una técnica no habitual como la de Sode Suri hicieron del cubano Yordanis Arencibia Verdecia (24-2-1980) un rival del que todos se cuidaron para no verse salir con Ippon desde su espalda.
El ahora Licenciado en Cultura Física e integrante del colectivo técnico del equipo nacional masculino sigue apegado a una disciplina de la siempre busca conocer más para enseñar mejor.
Se emocionó al ser premiado por la defensa de los colores patrios en innumerables escenarios, y compartió ese momento con sus hijos Yordan, María Carla y María Laura, su esposa Laura, otros familiares, el pueblo, entrenadores y amigos.
Habría querido que le acompañaran con su técnico y padre a la vez, a su decir, el afamado Justo Noda, y por eso comenzó el diálogo con JIT resaltando el papel de este como formador integral.
¿Cuándo y cómo te inicias con él?
Llegué al equipo nacional en 1996, después de mis últimos Juegos Escolares Nacionales, cuando gané el oro la categoría 15-16 en Santiago de Cuba.
Siempre fue un padre para mí, y todavía hoy, con su apoyo en momentos difíciles, como sucedió en el 2004 cuando me hicieron regresar de Rusia por una indisciplina ante una competencia importante, que ganó el esloveno Joseph Krnac, quien después me derrotaría en los Juegos Olímpicos de Atenas, ese mismo año.
No se me olvida que antes del Campeonato Mundial juvenil de Cali’98 regrseé de Matanzas pasado de peso y me hizo correr muchas pistas y hacer bastantes combates, lo que me ayudó a estar muy bien físicamente, incluso en el combate final, que gané en Regla de oro.
Por eso me duele que no haya subido conmigo en el acto del retiro, pero bueno, él sabe lo que significa en mi vida.
¿Si Las Tunas era más de peloteros y futbolistas, por qué el judo?
Desde chiquito fui intranquilo, inquieto, y un día pasé por el área, la observé y me dije “Esto es lo mío”. Comencé con ocho años y al mes y medio ya hacía técnicas con un profesor conocido por todos como “El Indio”, en un colchón de paja de arroz, que no permite desplazarse bien, lo que me afectó en mi primer evento escolar.
¿Qué pasó después?
Entré en La EIDE Carlos Leyva en 1991 y llegamos al tercer lugar en los nacionales. En 1994 y 1995 obtuve oro en los escolares y después estuve un año de tránsito en la ESPA nacional.
Me gustaría mencionar a Armando Rodríguez y Manuel Pando, con quienes comencé a aprender más técnicas en un tiempo muy bonito para mi provincia, porque ellos y otros como el comisionado Héctor Sánchez mejoraron mucho la práctica del judo allí.
Coincidiste con Manolo Poulot en la preselección élite ¿Cuál fue la relación competitiva y en la vida?
Yo tenía 16 años cuando entré al Cerro Pelado y allí conocí a Manolo. Hacíamos la misma división de 60 kilos y en el colchón sosteníamos una dura lucha, pero fuera era mi gran amigo.
Manolo tenía 20 y estaba en plena forma. Competimos en un nacional y él ganó. Después tuve que pasar a 66 kilos porque se me hacía difícil hacer 60 por mi fisonomía, de mayor masa muscular.
¿Cómo llegó tu técnica preferida?
El Sode Suri era con una mano, siempre me llamó la atención y la aprendí estudiando videos de Toshiro Koba, que a diferencia de mí la hacía sin agarrar el pantalón.
Me permitió decidir muchos combates en Juegos Panamericanos, en mundiales y olimpiadas, cuando el contrario pensaba que yo había dado un paso atrás para dejarlo, entonces la aplicaba. Muchas veces estaba perdiendo y lograba sorprender con ella.
Es muy beneficioso visualizar videos, analizar a los grandes campeones y hacer estudios de rivales. Mira lo bien que me vino.
¿Qué balance haces de lo alcanzado?
Bueno, no pude ser campeón olímpico, pero siempre fui disciplinado, y lo demuestran todas las medallas en diferentes eventos, porque llegar a esos resultados y mantenerlos significa mucho esfuerzos y sacrificios en la vida, más en tiempos de dificultades económicas que no permitieron ir a todos los certámenes importantes.
Quizás me faltó suerte, pues aunque la tuve para conquistar todas mis medallas, algo más pudo llevarme al oro olímpico o mundial.
Dejaste de competir tras la plata en el Grand Slam de París´09 en los 73 kg ¿Cuál fue el motivo?
Primero fue por falta de apoyo de dirigentes de la federación, pues yo sabía que podía continuar en ese peso, de hecho varios de mi generación todavía lo hacen, como el húngaro Miklos Ungvari y otros que se movieron desde los 66.
Tenía 29 años y creo que podía seguir pese al gran sacrificio. Ya poseía una historia y si no había apoyo decidí retirarme tras hablarlo con Justo.
¿Cuáles fueron tus contrarios más difíciles?
El mismo Ungvari, porque tenía un estilo peculiar de agarrar, y el brasileño Joao Derly, de similar sistema. Yo gastaba más tiempo dedicándome a defender y hacer la técnica y la táctica.
Me gustaba hacer agarre de solapa y técnica, todas Sasae, Oguchi, Uchimata, y las otras, así que si hubiera competido en estos tiempos los resultados hubieran sido mejores.
¿Aplicas como entrenador tu filosofía de atleta?
Primero aprendo con técnicos de más experiencia. Cuando uno es atleta ve las cosas desde otro punto, ahora hay que inculcarles y hacerles ver a los alumnos de otra forma, para su mejor desempeño, con respeto y disciplina. Hacerles comprender que es por su bien.
Hay algunos que por su carácter les choca, pero desde una forma pedagógica deben conducirse hacia el entrenamiento y la vida misma. Me gradué en Cultura Física en el 2008 al terminar los Juegos Olímpicos y disfruto como entrenador al lado de un colectivo tan bueno.
¿El deporte cómo te marcó?
Le estoy muy agradecido por todas las posibilidades que me dieron. Pude aprovecharlas y compartirlas con mi generación, tanto en eventos de nuestro deporte como integrando delegaciones a citas múltiples.
Ser parte del judo, prepararme para la vida después del retiro y ser ahora entrenador me hicieron un mejor ser humano. married and want to cheat online why do husbands cheat why women cheat in relationships click here husband cheat risks of abortion pill link link My husband cheated on me go women love to cheat |