Muchos amarres necesita el fútbol
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Fue dirigente en su provincia Holguín, un recuerdo del que no puede desprenderse, signado por coronas nacionales con el béisbol y el fútbol.
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La Habana (11 abr).- NACIDO en una plaza tan futbolística como Banes y con un físico de parámetros excelentes para ese deporte, lo llevaron desde niño a interesarse por correr, disputar el balón y algo que lo distinguiría después: anotar goles.
Su trayectoria en edades infantiles quedó marcada por la indiscutible firma del rápido y fuerte jugador que ya en los quintos Juegos Escolares Nacionales se distinguió con récord de 18 dianas para ganarse el pase a peldaños más importantes del alto rendimiento.
Después Miguel Fuentes Quiala no sumó muchos resultados traducidos en medallas pese a integrar equipos nacionales en la época dorada, pues le persiguieron lesiones y problemas personales, pero fue titular en el partido por el oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Medellín’78.
Llevó con orgullo los números 11 y 16 de las nóminas cubanas y cultivó gran amistad con una pléyade de brillantes compañeros como Ramón Núñez y Jorge Luis Masó, quienes ese día anotaron para vencer 2-1 a Venezuela.
Ese año la graduación como licenciado en Cultura Física le abriría también el camino para transitar por varias categorías como entrenador, profesor universitario y hasta dirigente en su provincia Holguín, un recuerdo del que no puede desprenderse, signado por coronas nacionales con el béisbol y el fútbol.
Hoy está al frente de la comisión técnica en su disciplina, con pasión suficiente para encarar los retos de una época muy distinta a la suya y contribuir a regresarla a mejores planos internacionales.
«El entrenador coreano nos amarraba para que comprendiéramos la disciplina táctica, esa que es la falta principal en nuestros jugadores de hoy», expresó a JIT al solicitársele una comparación de generaciones con que se inició el diálogo en la Escuela Nacional Mario López.
¿Cómo eran los futbolistas cubanos de esos tiempos?
Hace poco teníamos un análisis de ese aspecto y coincidíamos en que nuestros principales jugadores, como Núñez, Regino, Fariñas y otros, no teníamos esa gran talla pero sí mucha motivación y dominio de la táctica individual y grupal.
Hoy tienen la posibilidad de ver mucho fútbol internacional, ajena a nosotros, y falta mucho para llegar a esos niveles. Ejemplos de eso tenemos recientes en las selecciones sub-20 y la mayor, sin saber responder a jugadas determinadas.
¿Cuándo y con qué misión llegas a la comisión?
Desde principios del 2013, para colaborar en el objetivo de desarrollar una estrategia enfocada en garantizar los resultados deportivos a partir del componente científico, metodológico, la planificación y el control de los entrenamientos de cada una de las selecciones.
Con una primera meta de regresar al medallero en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz’14.
¿Crees en la inserción en otras ligas para crecer?
Nos preparamos para que suceda algún día. El nivel ha crecido mucho en el mundo y solo podremos ponernos a la par jugando en esas ligas, ahí es donde se obtiene oficio. Tenemos jugadores que pueden estar en ellas y no renunciamos a eso cuando estén las condiciones creadas.
El roce con los mejores en América o Europa y hasta de otras áreas siempre será muy beneficioso para elevar las respuestas en el terreno.
¿Qué te inclinó a practicar fútbol?
El profesor guatemalteco Carlos Rivera todavía es recordado en Banes, pues inició a muchos de nosotros a su llegada. Yo practicaba béisbol, que en ese tiempo era lo más importante allí, y pasé al fútbol bajo su influencia en el año 1962. Soy captado para la EIDE y participo en tres Juegos Escolares hasta los quintos en 1967, cuando quedé líder goleador.
¿Eso te abrió más puertas?
Sí, de ahí pasé a la ESPA y en 1968 a la preselección nacional. Hice por primera vez la selección principal en 1970 a un Campeonato Norte, Centroamericano y del Caribe, aquí en Cuba, donde fuimos segundos dirigidos por Sergio Padrón.
Después participé en otros eventos internacionales como la eliminatoria mundialista en Trinidad y Tobago en 1971, torneos Esperanzas Olímpicas y otros.
¿Pero no fuiste a otros juegos centroamericanos y panamericanos?
Fue por una combinación de lesiones y problemas personales, principalmente por estudios, que me impidieron entrenar a tiempo completo. En 1974 tuve una operación complicada en una pierna y no pude competir de nuevo hasta el nacional de 1976.
En el 77 regresé al equipo nacional y entre las competencias recuerdo que jugamos por primera vez con el club Chicago, fui a Medellín y estuve hasta último momento en el grupo para los panamericanos de San Juan’79, donde se obtuvo plata, esas dos últimas convocatorias con el entrenador Roberto Hernández.
¿Esa exclusión provocó tu retiro?
Bueno, tuvo mucho que ver. Yo además llevaba los estudios en el Fajardo porque siempre me interesó trabajar como entrenador, y uno sabe hasta cuándo puede llegar en activo. Así que en ese mismo año del oro en Colombia me gradué en la segunda promoción del instituto.
¿Y ese título a dónde te llevó?
Primero a profesor de la sede universitaria en Holguín, con la que fuimos campeones de la Universiada, luego al equipo de primera categoría al que saqué de la segunda división, y en medio de eso llegó una convocatoria para hacer el doctorado en colaboración con la Universidad de Las Palmas, en Canarias, España... No me pude graduar pero espero hacerlo en julio cuando discuta aquí, y también me estoy preparando.
¿Cuáles fueron las siguientes responsabilidades?
Diferentes en la dirección del INDER, hasta que me propusieron para director provincial, tarea que cumplí entre el 2002 y el 2006 con la inmensa satisfacción de trabajar con un gran equipo y el apoyo del Partido y el Gobierno allá. Fue una gran alegría ver ganar al fútbol y al béisbol por únicas veces los títulos nacionales.
De ahí fui a cumplir misión en Venezuela hasta el 2012 como entrenador de categorías pequeñas y asesor en la capacitación de profesores, todo en Caracas.
¿Tienes buenos recuerdos de esa misión?
Muchos, uno de ellos la amistad con César Farías, el técnico que llevó a la selección de ese país a unos lugares nunca logrados. Él llegó hasta asesorarse conmigo respecto a la preparación física de los jugadores.
Entonces, ¿qué te falta en el fútbol?
Llevarlo a planos superiores en lo nacional y lo internacional.
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