Trayectoria...

Bronce en el Campeonato Mundial de México´78 y en las Copas del Mundo de Toledo´78 y 79. Cinco veces medallista de plata en Juegos Panamericanos: tres en la modalidad libre (Cali´71, México´75 y San Juan´79) y dos en la grecorromana (México y San Juan). Quinto lugar en los Juegos Olímpicos de Munich´72.

En la actualidad...

Entrenador de la preselección nacional de lucha libre.

La Habana.- BÁRBARO Morgan Soroa no es un hombre de mucho hablar. Sin embargo, si de la lucha se trata se torna conversador, porque el tema resulta apasionante para quien es calificado como una de las principales figuras de este deporte en Cuba.

Entre sus méritos destaca estar entre los iniciadores del botín de la isla en mundiales de la modalidad libre, hecho acontecido en México en 1978, pero este hombre alto, fuerte y lleno de vitalidad tiene otros muchos pasajes que abordar a los 63 años.

JIT solicitó el encuentro y él acudió sin excusas a la Escuela Superior de Formación de Atletas Cerro Pelado, donde labora como entrenador de la preselección nacional.

¿Fue o no nuestro primer librista ganador de medalla en mundiales? (Se ríe y reflexiona unos segundos antes de contestar.)

Mira, realmente no se qué decirte. Muchos opinan que sí y otros que no. Te explico: el asunto es que en ese mundial, donde gané bronce en 100 kilogramos, Luis Ocaña obtuvo un resultado similar en los 52, y los dos el mismo día. Competimos casi simultáneamente y tengo confusión sobre si fue él primero o yo. A mí me gustaría que dijeran que fuimos los dos, que no existieran diferencias. Ese fue un día grande e inolvidable, y qué mejor recuerdo que compartir ese privilegio con mi amigo Ocaña.

¿Cómo llega a la lucha?

Por pura suerte y debido a mi estatura y peso corporal. En 1967 yo era trabajador de la construcción en mi municipio de Florida, en Camagüey, donde me hacen la captación y rápidamente vengo para la capital de la mano de Jorge Luis Castro. Comenzamos en la llamada Casa de los Ríos, detrás del Parque Almendares, y entrenábamos en la Ciudad Deportiva, en el Ponce Carrasco, en la ESPA, donde sea. De ahí el sobrenombre que nos pusieron de “Ángeles de la calle”, pues practicábamos en cualquier sitio posible.

Sin embargo eso no impidió resultados importantes.

Al contrario. Para mí fue un incentivo, y siempre le puse interés a los entrenamientos, que son la base de todo. Ahí es donde se ganan las medallas.

Y esas comenzaron a llegar en la década de los 70.

Bueno, desde un poquito antes logré algunos triunfos en Cuba y en algunos eventos en Europa, pero mi gran paso fue en los Juegos Panamericanos de Cali’71, donde terminé con plata en los 97 kilos al perder con el estadounidense Owen Rusell.

¿Munich’72?

Quinto puesto en unos Juegos Olímpicos donde pierdo con el también norteamericano Benjamin Lee Peterson.

Increíblemente fuera del podio con cuatro victorias y un revés. ¿Cómo se explica eso?

Por el sistema de puntos a favor y en contra de la Federación Internacional (FILA) imperante entonces, algo enrevesado. Les gané al rumano Ion Martos, al sueco Roland Anderson, al coreano Gwang Kuang y al francés Michael Grangier. Solo perdí mi última pelea por pegada con Peterson y eso hizo que fuera quinto, pero así era antes. Después fui octavo en Montreal’76 y séptimo en Moscú’80.

Impresionante paso por Juegos Panamericanos aunque nunca acarició el oro.

Sí, así lo quiso el destino, pues en Cali’71 quedé segundo al perder con Rusell, en México’75 logré plata en libre y en greco tras superarme Peterson y Willie Williams, al igual que en San Juan’79, donde caí otra vez ante Rusell y contra Brad Rheigans, por ese orden.

Regresemos al mundial del 78. ¿Cómo se dio la competencia?

Muy bien. Llegué en perfectas condiciones y con mucha motivación pues en la edición del 77 en Suecia no pude competir por estar afectado por el dengue. En México me presenté en buena forma y solo perdí con dos de los mejores en el mundo: el alemán democrático Harald Buether y el soviético Levan Tediashvili.

Se sabe menos sobre sus terceros puestos en dos copas del Mundo.

Exacto, en 1978 y 1979 en la ciudad de Toledo, Estados Unidos, donde competimos lo mejor de lo mejor. En la primera me ganaron Rusell y el ruso Ilja Mate, y en el 79 perdí con el también extraclase Iván Yarygin, de la Unión Soviética, y el norteamericano Mad Bohna.

¿Cómo pudo llegar tan lejos?

Primero por el entrenamiento, el amor al deporte y el agradecimiento a muchos y buenos preparadores como Jorge Luis Castro, Erick León, Alberto Albezu, Gustavo Rollé, pero también a contrarios acá como Lupe Lara, Castor Gómez, Juan Caballero, este último muy técnico y muy táctico.

¿Y en lo internacional?

Los estadounidenses Rusell y Peterson y el ruso Yarygin, entre otros.

¿Sus principales movimientos, técnicas favoritas?

Yo era muy complicado, pues no me medía para mi peso y mi tamaño, y tiraba cualquier cosa. Era rápido y exacto y lo mismo hacía supley que tackles, sumersión o supley con doble enganche. Eran habilidades únicas, además de mi acrobacia, algo que me ayudó mucho y se lo debo al profesor de profesores Gustavo Rollé.

¿Qué diferencias ve entre la lucha de aquellos años y la actual?

Antes era a tres tiempos de tres minutos, más intensa, pero las técnicas son las mismas. Hay quien habla de técnicas viejas y nuevas, pero lo que varía es la táctica y la preparación del atleta. El tackle es un movimiento muy viejo pero hay muchas formas de aplicarlo, así como el volteo de brazos y demás.

¿Qué piensa acerca de los cambios introducidos en el reglamento?

Hay que cambiar, evolucionar, mejorar. Corrimos el riesgo de quedar fuera de los Juegos Olímpicos. Yo los veo normal, para bien, porque hay más dinámica, solo que hay que ir adaptándose poco a poco y trabajar sobre la resistencia, sobre todo la especial. En eso los europeos tienen la mayor ventaja por la gran cantidad de competencias que celebran anualmente, pero en general es parejo para todos.

¿Cómo valora los resultados?

Son muchos los logrados hasta ahora pero los mejores están por venir. Hay un gran colectivo actual de entrenadores y un maravilloso grupo de atletas, de mucho nivel y con deseos, prestos a seguir enfrentando las dificultades y salir como siempre victoriosos.