Habla el hombre de la bola escondida
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En el equipo Henequeneros, con el cual fue campeón, dejó una estela de picardías, entre ellas la de la bola escondida que hizo las delicias de sus seguidores.
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La Habana (22 nov).- AMANTE del baloncesto y el atletismo, el matancero Félix Isasi Mestre se decidió por el béisbol, su gran pasión.
De los temibles tres mosqueteros, junto a Rigoberto Rosique y Wilfredo Sánchez, del equipo de Henequeneros, con el cual fue campeón, dejó una estela de picardías, entre ellas la de la bola escondida que hizo las delicias de sus seguidores.
Muchas razones justifican el acercamiento de JIT a este hombre, que dijo sí al intercambio con la misma velocidad que desplegaba sobre los terrenos.
Usted debutó en la temporada 63-64 ¿Cómo recuerda esos inicios?
Llegué con 17 años a la tercera Serie Nacional. Entonces tuve a Gilberto Torres de mánager en el equipo de Occidentales. En un entrenamiento notó que me desarrollaba bastante bien en la segunda base y me dio la posibilidad de abrir el campeonato y no volví al banco.
¿Cuál fue su primera incursión en el equipo Cuba?
Pasé trabajo para hacer el equipo, como Rosique y Gaspar "El Curro" Pérez. Fue para un torneo de menores de 23 años, en México en 1966. Lucimos bien y eso me abrió las puertas para integrar la selección a los Juegos Panamericanos de Winnipeg, en Canadá en 1967. Ya estaba en óptimas condiciones.
Fue en Canadá donde ejecutó su jugada sorpresa, la de esconder la bola.
Jugábamos el decisivo contra Estados Unidos. Aquello fue terrible. El árbitro no quiso cantar el out y hubo tremenda discusión, todo en el noveno inning. Después nos dieron un hit y perdimos.
¿Cuándo la hizo por primera vez?
Al primero que sorprendí fue a Felipe, de los hermanos Sánchez, quien había dado tubey. Eso fue como juvenil. Le dije «Felipe levanta el spike para limpiar la base», y lo toqué. Después perfeccioné la jugada. La hacía más bien en los últimos innings. Nunca en los primeros porque no sabía cómo iba a influir en el juego.
Díganos algo sobre las personas que recuerda como imprescindibles.
Rafael Junco. Él me llevó al béisbol. Yo soy huérfano de padre desde que tenía un año de edad y fue como mi padre. Recuerdo que todos los días comíamos dulce de coco juntos. Está Pucha, mi querida madre, que me inculcó el respeto por lo que hacía. Sus consejos me ayudaron mucho, como a no dejar la pelota, y Ana Gloria, mi esposa, a quien le debo igualmente mis logros.
Tenía poca estatura, 5,9 pies, y pesaba 152 libras en momentos en que contra todo criterio técnico terminó como tercer bate de la selección Cuba. ¿Cómo lo logró?
El equipo al Campeonato Mundial de República Dominicana en 1969 fue el más difícil de hacer. Fui como utility, pues en segunda base estaba Andrés Telémaco. Me dieron la oportunidad y lo conseguí a fuerza de bateo y corrido de bases. Ya había sobresalido en el entrenamiento y en realidad lucí.
Después vino el del 70 y ya era dueño de la posición. ¿Cómo vivió esa consagración?
Fue en Cartagena, Colombia, donde brilló José Antonio Huelga. ¡Ah! hice la jugada de la pelota escondida en el juego final. Estaba en segunda como árbitro el cubano Iván Davis. Ahí sí saqué out al americano, que se quiso "fajar" conmigo, pero fue out. Al regreso el Comandante en Jefe Fidel me preguntó cómo había sido. Fue una jugada que nos sacó de un aprieto. Ganamos ese torneo.
¿Cómo ve a Matanzas para la venidera serie?
Tiene para ganar un campeonato con Víctor Mesa. Es un equipo inspirado que ha aprendido a jugar pelota.
¿Qué hace Félix Isasi?
Apoyo en todo lo que puedo a la Comisión Provincial de béisbol. Enseño fundamentalmente a los infilders. Estoy jubilado, pero no retirado. Estaré en la pelota hasta que no pueda esconder la bola.
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