La Habana.- EL UCRANIANO Ruslan Ponomariov arribó hace pocos días a esta ciudad y desde el primer momento descubrió la pasión que por el ajedrez aquí se respira. No tardó tampoco en conocer que sus habitantes le conocen por sus partidas y confirmar que su compatriota Vassily Ivanchuk es un ídolo por estas tierras.

Campeón mundial en 2002, con solo 18 años de edad, Ponomariov tiene una sonrisa dispuesta para cada saludo, multiplicados durante la inauguración del 57 Torneo Internacional de Ajedrez Capablanca in Memóriam 2024, que hoy tendrá sus primeras acciones en el hotel Habana Libre.

Casi “acosado” en las afueras del Salón de los Embajadores, el jugador de mayor nivel entre los seis que animarán el grupo élite, se esfuerza por conversar en idioma español con sus admiradores y no es difícil entenderlo.

Con algunos posa para la foto, a otros pregunta si también jugarán el torneo y no faltan quienes solo se acercan para estrecharle la mano como muestra de admiración. No hay dudas de que, sin haberse concretado la movida inicial, el principal protagonista “se ha robado el show”.

«Gracias a Cuba por invitarme a venir», dice en un rápido intercambio con JIT, al que accedió gustoso luego de conocer que el noruego Evgeny Romanov sería su primer rival en un certamen con categoría XV de la Federación Internacional de Ajedrez (Fide, por sus siglas en francés), pactado a doble vuelta.

«Es un torneo de buen nivel, con jugadores de fuerza y creo que tendré partidas interesantes. Soy el mayor por la edad, pero todavía me reporta muchas alegrías jugar ajedrez, a la vez que mi presencia aquí representa un gran reto», aseguró interrogado por las motivaciones para jugar en el clásico ajedrecístico cubano.

Medio en broma reconoció que, a pesar de partir como favorito, ganar la justa ya no será tan fácil. También hizo referencia al apoyo incondicional de su hijo de siete años de edad, que le anima desde la distancia y vive orgulloso contando a todos que su padre es campeón de ajedrez.

«Me gusta la zona del Caribe. Estuve antes en la Rivera Maya, en Costa Rica, en Panamá, pero nunca había venido a Cuba. Creo que esta era una oportunidad muy buena para saldar esa deuda», explica.

Reconoce además que sintió muchos deseos de conocer el torneo que había ganado su compatriota Ivanchuk en ocho oportunidades.

Sobre José Raúl Capablanca, el genio cubano que ha dado nombre a la justa durante más de medio siglo, asegura haber analizado con mucho interés su manera de encarar el juego.

«Yo desde pequeño estudié todos los libros de ajedrez que tenía mi padre. Conocí el juego de cada uno de los campeones mundiales y por supuesto, entre ellos sobresalía Capablanca», comentó.

«Como todo niño deseaba algún día poder llegar a ser el campeón mundial y todavía soy el más joven que lo ha conseguido. Eso me llena de orgullo», expone sin dejar de sonreír, como para dejar claro que los tantos premios conquistados no han hecho mella en su humildad.

Ponomariov confiesa que disfruta de La Habana, sobre todo de la vista al mar que puede apreciar desde la habitación de la instalación turística habanera que ocupará por estos días. Asegura que le han cautivado los amaneceres, y que en las tardes se ha dedicado a caminar por una ciudad que le resulta cada vez menos ajena.

Le impresionó la celebración en la capital del Primero de Mayo y no ocultó su sorpresa al conocer que existe un teatro bautizado en honor a la gran bailarina Alicia Alonso, nombre que coincide con el de su suegra que es española.

Por el momento queda verlo jugar en el Capablanca 2024, seguir sus partidas y comprobar si las buenas sensaciones que le ha dejado su primera visita a la Isla se transmiten durante los próximos días al tablero de juego.